
Los testimonios de los milagros divinos de Dios son el sello de una fe procesada, una fe que ha sido confrontada, sostenida y fortalecida por Su mano poderosa. Cada intervención de Dios en nuestra vida nos recuerda que Su amor es real, Su misericordia es infinita y Su propósito es perfecto.
Un Día Marcado por Dios
El 6 de enero del 2024, día de su cumpleaños, mi hermano José Reynaldo enfrentó nuevamente una situación crítica en Miami, Florida,un episodio casi idéntico al que vivió dos años atrás. Aunque Dios ya le había librado antes, su corazón aún luchaba por entender el mensaje que el Señor le estaba enviando.
La Palabra declara:
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito…” (Juan 3-16).
Ese amor redentor sigue tocando corazones, sigue llamándonos, sigue dándonos vida donde solo había sombra de muerte.
Un Llamado Que No Podía Ignorar
En medio de esta temporada, Dios me dio un sueño el 2 de septiembre del 2025. Aun sin yo querer inquietarlo, por prudencia decidí contárselo primero a mi hermana. En aquel sueño, me vi en el panteón familiar junto a otro de mis hermanos. Allí estaba también José Reynaldo, hablándonos con claridad:
Si algo me pasa, no quiero que me entierren aquí. Quiero una lápida hermosa, y aquí mismo voy a confesar mi fe y celebrar mi nuevo nacimiento. Si muero, me iré celebrando mi nueva vida con el Rey de reyes, que me ha devuelto la vida tres veces.
Yo estaba destrozada, intercediendo, clamando… y sin poder hablar.
Ese mismo día, mi hermana me llamó sorprendida:
Él está como despidiéndose… muy contento, no sé qué le pasa.
Horas después, a las cinco de la tarde, llegó la llamada que paralizó nuestro corazón:
A Rey se lo llevaron en ambulancia. Cayó entrando a la casa.
Solo pude decir:
Dios tiene el control. Esto no es casualidad. Dios está llamando, y está cumpliendo Su propósito.
La Mano de Dios Una Vez Más
José Reynaldo estuvo interno por dos semanas. No recuerda nada, pero sí recuerda a Dios. Sí recuerda Su misericordia. Sí recuerda que Él lo libró nuevamente.
Anoche hablé con él. Su voz tenía un brillo distinto:
Estoy muy contento, hermana. Sé que tú y la pastora Nurys Guzman, nunca me han soltado en oración. Gracias… ya entiendo tu insistencia de hablar tanto de Dios.
Ese reconocimiento es un milagro más. Es la evidencia de que el Espíritu Santo sigue obrando donde parece imposible.
La Compasión de Jesús Sigue Viva
Los milagros de Jesús en los Evangelios no son historias antiguas:
son realidades que siguen manifestándose hoy.
Sanidades, rescates, intervenciones sobrenaturales…
Todo es prueba de Su amor activo, tierno y poderoso.
Cada milagro es una historia de restauración.
Cada intervención es una invitación al arrepentimiento.
Cada llamada es una oportunidad para regresar a casa.
Un Testimonio Que Nos Confronta
Este testimonio no sólo habla de mi hermano.
Habla de nosotros.
Dios nos llama una vez.
Nos llama dos veces.
A veces… nos llama tres.
Su misericordia nos alcanza aun cuando ignoramos sus señales.
Su amor insiste incluso cuando nuestro corazón se resiste.
Conclusión. El Propósito se Cumple
Hoy doy gloria a Dios porque mi hermano está vivo.
Pero más aún, porque su alma fue alcanzada.
Y porque entendí claramente mi misión:
Predicar el Evangelio de Jesucristo, siempre, en todo tiempo, a quien Él ponga delante de mí.
Que este testimonio te recuerde que:
Dios sigue hablando.
Dios sigue rescatando.
Dios sigue dando nuevas oportunidades.
Dios no se rinde con nosotros.
Si escuchas Su voz hoy…
no endurezcas tu corazón.acércate a Dios antes de que finalice el año.
TODA HONRA Y GLORIA SEA PARA DIOS.



