Y aconteció que llegando cerca de Betfagé y de Betania, al monte que se llama de los Olivos, envió dos de sus discípulos, diciendo: Id a la aldea de enfrente, y al entrar en ella hallaréis un pollino atado, en el cual ningún hombre ha montado jamás; desatadlo, y traedlo. Y si alguien os preguntare: ¿Por qué lo desatáis? le responderéis así: Porque el Señor lo necesita. Fueron los que habían sido enviados, y hallaron como les dijo. Y cuando desataban el pollino, sus dueños les dijeron: ¿Por qué desatáis el pollino? Ellos dijeron: Porque el Señor lo necesita. Y lo trajeron a Jesús; y habiendo echado sus mantos sobre el pollino, subieron a Jesús encima. Y a su paso tendían sus mantos por el camino. Cuando llegaban ya cerca de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, gozándose, comenzó a alabar a Dios a grandes voces por todas las maravillas que habían visto, diciendo: !!Bendito el rey que viene en el nombre del Señor; paz en el cielo, y gloria en las alturas! Entonces algunos de los fariseos de entre la multitud le dijeron: Maestro, reprende a tus discípulos. Él, respondiendo, les dijo: Os digo que si éstos callaran, las piedras clamarían. Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella, diciendo: !!Oh, si también tú conocieses, a lo menos en este tu día, lo que es para tu paz! Mas ahora está encubierto de tus ojos. Porque vendrán días sobre ti, cuando tus enemigos te rodearán con vallado, y te sitiarán, y por todas partes te estrecharán, y te derribarán a tierra, y a tus hijos dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, por cuanto no conociste el tiempo de tu visitación. Lucas 19:33-44
La entrada triunfal en Jerusalén era el principio del final del ministerio terrenal de nuestro señor Jesús, era su última semana, era la culminación de tres años y medio predicando el evangelio, sanando a los enfermos y obrando milagros, para luego morir en la cruz para cumplir el plan redentor para rescatarnos de la condenación a los pecadores.
Pero esta mañana vamos a hablar de la entrada que hizo Jesús no en Jerusalén, sino en un lugar lleno de oscuridad, de suciedad, de engaños, de miseria y dolor, de qué lugar estamos hablando? de nuestro corazón!!
Esta mañana reflexionaremos sobre la historia de la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén pero la aplicaremos a nuestra vida, para que comprendamos que quiere Jesús de cada uno de nosotros, que significa para la vida de cada cristiano esa entrada triunfal que hoy conmemoramos.
Para poder entrar a nuestra vida Jesús pide algo de nosotros (vs 29-34)
Para entrar a Jerusalén Jesús mando a pedir un pollino que estaba amarrado en la aldea de enfrente.
Jesús no tomo a la fuerza ese pollino, Jesús no los obligo, el lo pidió, aunque era de el.
Jesús para entrar a nuestra vida nos pidió algo a cada uno de nosotros (Proverbios 23:26)
Jesús no entrara sin que nosotros se lo permitamos, el quiere salvarnos, el quiere perdonarnos, el quiere bendecirnos, pero el problema es que muchos no quieren dejarlo entrar en sus corazones (apocalipsis 3:20)
Muchas personas están dispuestas a poner a los pies de Jesús lo que tienen, pero no sus corazones (Lucas 19:35-36) muchas personas en el mundo en esta época le ofrecen a Jesús alfombras en la calle, le ofrecen sus rodillas para hacer penitencias, le ofrecen sus casas para levantar altares, pero no le dan sus corazones.
Cuando Jesús entro a nuestra vida vino para ser rey (Lucas 19:37-38)
Aunque Jesús venia en un pollino que significaba humildad y no en un caballo que simbolizaba victoria y poder, el era rey, aunque no lo reconocieran, aunque no lo querían aceptar.
Aunque lo menospreciaron, lo humillaron, lo maltrataron, pero el titulo que pusieron en la cruz, decía quien era él: (Juan 19:19-22) él era el rey de los judíos, y no solo de ellos sino de cada uno de nosotros, el es el rey de reyes.
Tenemos que comprender que Jesús no vino a nuestra vida para ser solamente nuestro salvador, o nuestro sanador o nuestro pronto auxilio, el vino a nuestra vida para ser el rey de nuestra vida, para gobernar en nuestro corazón.
Por eso esta mañana Jesús nos hace una pregunta a cada uno de nosotros: (Lucas 6:46) le decimos rey y señor pero no queremos hacer su voluntad.
Cuando Cristo viene a nuestra vida no podemos callar lo que él ha hecho en nosotros (Lucas 19:37-40)
Cuando Jesús se acercaba a Jerusalén los fariseos quisieron callar a los discípulos que alababan al señor, pero el señor les dijo que si ellos callaban las piedras hablarían!!
No esperemos que las piedras hablen por nosotros, tenemos que contar las maravillas que dios ha hecho en nuestro corazón, el gozo y la paz que él nos ha dado, no podemos callar.
Aunque sientas que eres una voz que clama en el desierto como Juan el bautista no te calles, cuéntale a tu familia y amigos lo que dios ha hecho en tu vida.
Y aunque haya personas que quieran callar tu voz, no te calles, predica, invita, contemos lo que dios ha hecho por nosotros.
Tenemos que tener un corazón que llora por aquellos que aun no conocen del señor, por aquellos que no han dejado entrar a Jesús en sus vidas (vs 41 – 44)
no permitas que Jesús al contemplar tu vida llore porque no has reconocido que él te está buscando, que él te está llamando, hoy es el día de tu visitación, no desperdicies tu oportunidad, deja que Jesús entre hoy a tu corazón!!