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CRISTIANOS EN LA SALA DE ESPERA

JEREMIAS 2.18-19 Ahora, pues, ¿qué tienes tú en el camino de Egipto, para que bebas agua del Nilo? ¿Y qué tienes tú en el camino de Asiria, para que bebas agua del Éufrates? 19 tu maldad te castigará, y tus rebeldías te condenarán; sabe, pues, y ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos.

El Señor le reprochó a su pueblo por medio del profeta Jeremías porque se estaban apoyando y confiando en Egipto y en los Asirios y por ese motivo se estaban alejando de Dios.

Y el Señor les declaró una verdad espiritual que aplicaba tanto para el pueblo de Israel de aquella época como también para nosotros los cristianos de hoy: “…ve cuán malo y amargo es el haber dejado tú a Jehová tu Dios, y faltar mi temor en ti, dice el Señor, Jehová de los ejércitos”.

Es por eso que hoy podemos reflexionar y llegar a la conclusión que un cristiano que se aleja del Señor, que le da la espalda a Dios, que menosprecia las bendiciones y el poder de nuestro Dios, en realidad no está lejos, está en la sala de espera del Señor. Pero ¿Cuál sala de espera? y ¿Qué están esperando?

I) ESTÁN ESPERANDO QUE DIOS PERMITA QUE SEAN ZARANDEADOS COMO PEDRO (LUCAS 22:31-33) Dijo también el Señor: Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo; 32 pero yo he rogado por ti, que tu fe no falte; y tú, una vez vuelto, confirma a tus hermanos. El le dijo: Señor, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino también a la muerte. 

El apóstol Pedro sentía en su corazón una falsa seguridad, no reconocía su humana debilidad, y por eso el Señor permitió que fuera zarandeado por satanás, para que se diera cuenta que nuestra fortaleza solamente está en Dios, no en nosotros mismos.

Y lo mismo pasa con los cristianos que se alejan, se van con una falsa seguridad, se van y se alejan con un engaño en sus corazones, tienen la falsa seguridad que aún lejos de Dios les ira bien, que, aunque no se congreguen ellos no se van a enfriar, que, aunque no busquen de Dios no se van a perder.

Es por eso que el Señor permite que cuando nos alejemos seamos zarandeados al igual que Pedro, para que comprendamos y reconozcamos que nuestra confianza y nuestra esperanza solamente puede estar en Dios, y que verdaderamente entendamos que separados del Señor NADA PODEMOS HACER. 

II) ESTÁN ESPERANDO QUE DIOS QUEBRANTE SU SOBERBIA (PROVERBIOS 18:12) Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre, Y antes de la honra es el abatimiento.

Lamentablemente muchos cristianos cuando Dios abre puertas de bendición para sus vidas, cuando los levanta de su condición de escasez y de necesidad, en lugar de tener un corazón sabio para mantenerse en los caminos de Dios con humildad y agradecimiento, su corazón se eleva, se llena de soberbia.

Y cuando andamos elevados creemos que ya no necesitamos congregarnos, que ya estamos en otro nivel de vida y tenemos que dedicar más tiempo a los negocios, a las amistades, a las cosas materiales, y poco a poco nos vamos DESCONECTANDO de la realidad, y ¿Cuál es esa realidad? que necesitamos estar cerca de Dios. (Juan 15:5) Yo soy la vid, vosotros los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí nada podéis hacer.

Un árbol, puede ser muy frondoso, haber llegado muy alto y elevado, haber dado mucho fruto, pero siempre necesita estar plantado en la tierra y recibir el agua, sino poco a poco, se va a secar y va a morir.

Nosotros como cristianos igualmente sin importar que tantas bendiciones tengamos en nuestra vida, que tan alto podamos haber llegado en la vida, necesitamos tener los pies en la tierra, reconociendo que necesitamos todos los días de la gracia, el favor y la misericordia de nuestro Dios, y que necesitamos del agua viva de su palabra.

Por eso el Señor nos hace un llamado a cada uno de nosotros, no esperemos que sea muy tarde, no esperemos a ser quebrantados para volver a conectarnos con Dios, no esperemos que el quebrantamiento venga a nuestra vida (Mateo 3:10) Y ya también el hacha está puesta a la raíz de los árboles; por tanto, todo árbol que no da buen fruto es cortado y echado en el fuego.

CONCLUSIÓN: Seamos sabios, no vivamos en la sala de espera de Dios, esperando ser zarandeados o esperando que nuestra soberbia sea quebrantada, volvamos hoy al Señor (Proverbios 5:11-13) Y gimas al final, Cuando se consuma tu carne y tu cuerpo, 12 Y digas: !!Cómo aborrecí el consejo, Y mi corazón menospreció la reprensión; 13 No oí la voz de los que me instruían, y a los que me enseñaban no incliné mi oído!

Fuente:
Pastor Oscar Flores | El Salvador

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