Dios se mueve en maneras diversas y sutiles en el ámbito humano. No siempre resulta claro el involucramiento o el propósito divino en las situaciones que experimentamos cada día. Las promesas de la Palabra no siempre comienzan a manifestarse a nuestro favor inmediatamente que surge el problema o la necesidad. Muchas veces, entre el clamor del creyente y la respuesta de Dios surgen otras cosas que complican y parecen hasta contradecir los principios y promesas de la Palabra.
Además de todo esto, los esquemas y modelos erróneos de fe que a veces mantenemos hacen que nos sintamos confusos cuando estamos pasando por tiempos de prueba. Como consecuencia, a veces no logramos entender los complejos, matizados movimientos de Dios en nuestras vidas.
Muchas veces, en nuestra propia vida diaria el mover milagroso de Dios se manifiesta en formas muy sutiles y a largo plazo, de manera que resulta difícil discernir cuáles son los principios espirituales que aplican en esas dimensiones complejas de la fe. En ocasiones, resulta difícil discernir si es Dios, Satanás, o una mera coincidencia lo que está interviniendo en nuestras circunstancias.
En otros momentos, la dinámica de la fe se da en formas que normalmente no asociamos con los sencillos y claros patrones que nos muestra la Escritura.
- En ocasiones, por ejemplo, parecerá que Dios no ha escuchado nuestras oraciones, o que ha permanecido indiferente a nuestra necesidad. A pesar de esto, tendremos que ejercer fe, creyendo que Dios es soberano y nos ama, y que siempre sabe lo que hace.
- A veces oraremos por algo, y recibiremos una respuesta diferente a lo que esperábamos. Aún así, esto involucrará un mover de fe de nuestra parte, al hacerse necesario que creamos que es Dios de todas maneras quien está obrando en ese resultado inesperado.
- En otras ocasiones, tendremos que esperar mucho tiempo antes de ver la respuesta a nuestras oraciones. En ese caso, la fe se manifestará a través de nuestra paciencia y perseverancia en la oración.
- En ocasiones, Dios nos pasará por el crisol del dolor y el sufrimiento, y pasaremos por circunstancias que parecerán contradecir su fidelidad y poder. Pero esto también será parte de la dinámica de la fe, solo que no en la forma fácil y obvia en que estamos acostumbrados a ver el mover de Dios en nuestras vidas.
Sin embargo, ya sea sencillamente, o con un grado de mayor complejidad, siempre serán los principios espirituales que declara la Palabra los que deberán determinar cómo naveguemos cualquier situación de dificultad en nuestra vida. Una vez que hayamos entendido estos principios de las Escrituras, no importa cuán complejo o contradictorio parezca lo que estemos experimentando, deberemos mantenernos firmemente atados a lo que hemos aprendido del estudio de la Palabra. Esa firme adherencia a lo que declara la Palabra de Dios nos permitirá salir victoriosos de cualquier situación difícil que podamos confrontar.
Cuando la vida o las circunstancias parezcan desmentir lo que crees conocer de Dios, apóyate en lo que dice la Palabra y declara confiadamente: «¡Escrito está!» No importa cuánto tiempo se tome, Dios se mostrará fiel, y sus principios nunca fallarán. Aunque andes en valle de sombra de muerte, aférrate a las confiables promesas de la Palabra de Dios. Serán una lumbrera para tu vida, y siempre te sacarán a un lugar seguro. «Tenemos también la palabra profética más segura, a la cual hacéis bien en estar atentos como a una antorcha que alumbra en lugar oscuro, hasta que el día esclarezca y el lucero de la mañana salga en vuestros corazones».