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Controle sus emociones para tratar personas, situaciones y decisiones difíciles

No te enojes con facilidad, porque enojarse es una tontería -Eclesiástés 7:9

El presente artículo va dirigido a aquellos líderes organizacionales que por su función deben enfrentar a diario personas, situaciones y decisiones difíciles. Líderes que ven afectada su salud porque involucran ‘demasiado’ sus emociones en el ejercicio de su cargo. Hombres y mujeres de Dios que sufren de úlceras, gastritis, colón irritable, tics nerviosos en sus rostros, movimientos incontrolables en sus hombros, depresión y un constante enojo-tristeza cada vez que deben lidiar con circunstancias adversas.

Como me dijo un líder organizacional internacional: “A veces el cargo se come a quienes lo ejercen… porque no saben lidiar con las emociones”.

Partimos diciendo que “los pensamientos vienen cuando ellos quieren, y no cuando nosotros desearíamos” (Nietzsche). Y del mismo modo, las emociones tampoco aparecen o desaparecen cuando uno lo decide (no tenemos un botón de ‘encendido-apagado’); pero es posible tener algún control sobre ellas, aunque esto requiere disciplina (si bien tiene sentido que te sientas triste cuando te dan malas noticias, eso no significa que tu única opción sea quedarte llorando en un rincón).

Definamos Emoción

Se entiende por emoción el conjunto de reacciones orgánicas que experimenta un individuo cuando responden a ciertos estímulos externos que le permiten adaptarse a una situación con respecto a una persona, objeto, lugar, entre otros. La palabra emoción deriva del latín emotio, que significa “movimiento”, “impulso”.

La emoción se caracteriza por ser una alteración del ánimo de corta duración pero, de mayor intensidad que un sentimiento. Por su parte, los sentimientos son las consecuencias de las emociones, por ello son más duraderas y se pueden verbalizar. Las emociones son las causantes de diversas reacciones orgánicas que pueden ser de tipo fisiológico, psicológico o conductual, es decir, son reacciones que pueden ser tanto innatas como estar influenciadas por las experiencias o conocimientos previos. Dichas reacciones orgánicas que generan las emociones se encuentran controladas por el Sistema límbico, compuesto por varias estructuras cerebrales que controlan las respuestas fisiológicas. Sin embargo, una emoción también puede producir un comportamiento que puede ser aprendido con anterioridad como, una expresión facial (un tic, un gesto). Fuente: www.significados.com/emocion

¿Qué harás con los Nervios?

Algunos psicólogos creen que tenemos el control total sobre nuestras emociones y otros creen que no existe ninguna posibilidad de controlarlas. Sin embargo hay investigaciones que concluyen que la forma en que interpretas tus emociones puede cambiar la forma como las vives. La forma en que reacciones frente una emoción en concreto condicionará cómo actúa sobre ti. He aquí un ejemplo: El orador que sufre frente la idea de hablar en público lo hace porque interpreta sus nervios como algo negativo, como una señal que le está enviado su cuerpo para que salga corriendo de allí. Por otro lado, alguien que interprete esos mismos nervios como excitación y ganas de hacerlo bien probablemente tenga más éxito en su conferencia (en mi caso, cada vez que me toca dar una conferencia me pongo nervioso, pero interpreto eso como algo bueno porque me siento dependiente de Dios, mas no de mí… los nervios son para mí una señal de humildad, que aunque he dado miles de charlas aún me pongo nervioso porque dependo del Señor, no de mi experticia… y eso me da paz).

La lección es simple: Nuestro cuerpo nos proporciona la energía para hacer algo (esa energía se presenta como emociones), pero cómo usar esa energía lo decide uno.

*Pau Forner Navarro dice…

No puedes evitar sentir emociones. Las emociones están ahí porque tienen una función evolutiva, un sentido biológico de supervivencia. Si nuestros antepasados no hubieran sentido miedo delante de una manada de tigres, probablemente el ser humano no hubiera llegado hasta hoy en día. La amígdala es la parte de tu cerebro encargada de disparar las emociones, como si fuera una respuesta automática en forma de agresión o huida frente una amenaza. Por eso es tan difícil controlar mediante la fuerza de voluntad el origen de tus emociones: significaría anular esta respuesta para la que estás programado genéticamente. Este tipo de respuesta emocional es por lo tanto, necesaria. Sin embargo, en algunas personas no está correctamente regulada y puede ocurrir que:

  • Se dispare en situaciones donde no existe una amenaza real (provocando la ansiedad)
  • Sea incapaz de desactivarse con el paso del tiempo (como en la depresión). Por algún motivo, el cerebro entra en modo de supervivencia y se queda anclado ahí.

Cuando estás en fase de lucha-huida y la amígdala ha tomado el mando de tus actos, normalmente ya es demasiado tarde. Por eso debes aprender a actuar antes. Tienes que acostumbrarte a detectar aquellas señales que te indican que vas camino de no poder dominar tus emociones. Esta es la única forma en que serás capaz de detener el proceso (o retrasarlo) antes de que sea demasiado tarde. Una vez las emociones te dominan, eres poco más que una bestia acorralada. Fuente: habilidadsocial.com/como-controlar-las-emociones/

Sobre Pau Forner Navarro: Introvertido apasionado por la psicología y comunicación interpersonal. Autor del bestseller ‘Dirige tu vida’ (Ediciones Planeta). Defensor del método empírico e investigador del comportamiento humano con 10 años de experiencia. Te ayudo a superar tus miedos y mejorar tu vida social con la ciencia de las relaciones sociales. Más sobre él en: habilidadsocial.com/sobre-mi/

Diez consejos que Sí funcionan para Manejar tus emociones

No te tomes la vida tan en Serio. No se trata de ser una persona desorganizada, desordenada, floja o sin metas… sino de entender que la vida es demasiado corta para pasársela enojado por personas complicadas -las cuales siempre van a existir-. La vida hay que disfrutarlas… decidir ser feliz a pesar de. Permítete cometer errores, date licencia de no tomar tan en serio ciertas cosas que pasan (por supuesto, todo en equilibrio).

Entiende que No tienes el Control de todo. Hay situaciones en la vida en las cuales no tienes control alguno. ¿Llorarás porque hoy está lloviendo? ¡Bah! no tienes control sobre el clima, lo mismo sobre algunas circunstancias… cede ese peso a Dios, el Único que puede hacerse cargo en realidad. Entiende que hay situaciones en tu organización (o vida) en las que no podrás hacer nada… aprende a vivir con ello.

Deja fuera de tu sistema el Veneno. No escuches todo lo que se dice de ti, ni las críticas ni los halagos, ambos nunca son 100% confiables. He aprendido que el remedio más efectivo para no sucumbir ante palabras ponzoñosas es no oírlas. Así que la próxima vez que un amigo venga a ti para ponerte al tanto de lo que se dice de ti detenlo… ¡deja fuera de tu sistema el veneno! Una vez dentro se esparcirá como cangrena.

Aleja de ti a los Vampiros emocionales. En todo grupo humano existen los que yo llamo ‘vampiros emocionales’, personas expertas en chupar la energía emocional de quienes están a su alrededor. Lo hacen por medio de palabras negativas, chismes, chistes vulgares, pesimismo en su forma de ver la vida, siempre tristes, de mal humor o dispuestas a decirte que no se puede hacer. Aléjate de los tales… así tu nivel de energía se mantendrá.

Recárgate a diario. A cada uno se nos da una dosis de energía para usar a diario, y esta se va gastando a medida que la usamos en la jornada. Parte de esa energía son nuestras emociones (si peleas con alguien en la mañana, créeme, te quedaste sin batería para el resto del día… aprende a pelear solo aquellas batallas que son necesarias y evita las que son inútiles). Una forma efectiva de recargarte a diario es durmiendo las horas suficientes la noche anterior, tomando un buen desayuno, orando de madrugada, dándote duchas frías al levantarte, leyendo la Biblia antes de leer tu correo electrónico, etc.

Recuérdate a ti mismo quién Eres. La gente con mayor control emocional utiliza la auto-afirmación cuando la intensidad de sus emociones todavía es baja y tienen tiempo para buscar otro punto de vista de la situación. Curiosamente, se ha demostrado que esta estrategia funciona especialmente bien en las mujeres. Así que la próxima vez que sientas que pierdes el control sobre tus emociones, recuérdate a ti mismo aquellas cosas de las que te enorgulleces en tu vida. ¡No dejes que te digan lo que no eres!

Distrae tu Atención como un Niño. Las personas que mejor gestionan sus emociones también han aprendido a usar la distracción para bloquear sus estados emocionales antes de que sea demasiado tarde. La técnica de la distracción consiste en desvincularte de la emoción negativa centrando tu atención en pensamientos neutrales. De esta forma evitarás que la emoción coja demasiada intensidad. Ejemplo: si tu subalterno cuestiona tu autoridad, en lugar de pensar que deberías despedirlo podrías pensar en el delicioso almuerzo que tu esposa te tiene una vez llegando a casa. Es simple e infantil pero eficaz, tal y como se ha demostrado en varios estudios científicos. Aunque a largo plazo probablemente no sea la mejor estrategia, la distracción funciona, especialmente si sientes que la úlcera nerviosa se activa cuando esa conversación se está volviendo insoportable.

Date permiso para Enojarte más tarde. Intentar suprimir una emoción o pensamiento provoca que vuelva de nuevo con más fuerza. Sin embargo, ¡posponerla para más tarde puede funcionar! En un estudio se pidió a los participantes con pensamientos ansiosos que pospusieran su preocupación durante 30 minutos. A pesar de ser una forma alternativa de evitar pensar en algo, lo que se ha demostrado es que tras ese período de pausa las emociones regresan con una intensidad mucho menor. Así pues, date permiso para enojarte, ponerte triste o asustarte ‘después de un tiempo de espera’. Te sorprenderás cómo esa emoción pospuesta vino más suave, y por ende, más manejable.

Tómate una Pausa. El autocontrol no es infinito. De hecho varias investigaciones indican que conforme te expones a situaciones y emociones fuertes, el autocontrol se va consumiendo. Piensa en ello como hacer un ‘alto’. Te explico: Tras una carrera estás exhausto y necesitas tiempo para poder recuperarte antes de volver a correr, así que haces un alto de cinco minutos, caminas, tomas aire, agua y vuelves a la carrera. De la misma manera, si logras dominar tus emociones en una situación complicada, evita volver a exponerte de nuevo a una situación tensa el mismo día o será más probable que sucumbas. Lo más sorprendente es que se ha demostrado que mantener el control consume glucosa, como si literalmente estuvieras haciendo ejercicio. Por lo tanto, para recuperar tu autocontrol una vez ejercido tienes dos estrategias: 1) Tomar una bebida rica en azúcares (no es broma). 2) Usar la reafirmación positiva para poder gestionar de nuevo tus emociones (soy fuerte, soy capaz, Dios me ayudará a salir de ésta). La clave está en identificar cuándo tus niveles de autocontrol están bajos y evitar más situaciones emocionales mientas te recuperas.

Reconoce tus Emociones. La clave no está en luchar contra tus emociones, sino en reconocerlas y saber por qué te ocurren. Lo importante es ser honesto contigo mismo sobre el por qué. No hagas como la mayoría e intentes engañarte. A menudo nos mentimos haciéndonos creer que estamos enfadados con alguien por su comportamiento y no porque le han dado el ascenso al que aspirábamos y eso ha afectado nuestra autoestima. Conocer la verdad real de tus sentimientos te ayudará a tratar la causa: Quizá luchas con complejos de inferioridad que arrastras desde niño, quizá hay envidia disfrazada, quizá no te sientes valorado por tu familia y eso lo proyectas a tu oficina, quizá tienes tareas inconclusas (una carrera no terminada) y eso hace que te moleste en ‘sobremanera’ cuando alguien deja las cosas a medias en el trabajo, etc.

CONCLUSIÓN

No seas de esos líderes que se toman las cosas a modo personal. Aprende a esperar lo mejor de las personas con las que tratas (incluso de las complicadas), y entiende que muchas veces los enojones, criticones y deslenguados son gente amargada con sigo mismas, son como camiones de basura buscando donde descargar su frustración; y suelen hacerlo ‘en el líder de turno’, ya seas tú u otro. Míralos con compasión, trátalos con misericordia, ora por ellos con pasión… pero ten en cuenta que ‘seguirán picando porque eso hacen los escorpiones’, está en su naturaleza (no puedes pedirle a una víbora que no inyecte su veneno una vez muerda). No obstante, recuérdate a ti mismo que no eres tacho de basura de nadie, por lo tanto todo tiene un límite.

Las emociones van y vienen, no las podemos controlar pero sí manejar (a veces). Te recomiendo que disciplines tu vida, de esa manera no andarás por la vida como una tetera hirviendo que ‘al menor calor’ bota su agua caliente quemándose a sí mismo y a los demás: Duerme lo suficiente (las personas cansadas son más irritables), come sano, ve al baño a diario a hacer tus necesidades, toma mucha agua, camina a diario (uno de los mejores ejercicios para sacar el estrés), ríe más, abraza a tus hijos, haz el amor con tu cónyuge y disfrútalo, ora de madrugada, lee mucho la Biblia (su lectura mantendrá tu mente sana), evita ver televisión (solo transmite negatividad, erotismo), usa menos el celular (apágalo más seguido), desconéctate al menos 24 horas seguidas a la semana (un día y  una noche completos) y por supuesto, medita… hazlo pensando en tu jornada diaria (¿qué hice bien, qué hice mal, qué debo mejorar?). Estos consejillos te ayudará a disipar esas emociones contenidas para evitarte explotar con aquellos buscapleitos que encontrarás en tu gestión.

Por último, ‘todo tiene su tiempo’. Hay tiempo para reír, llorar, gritar, enojarse, estar triste y alegre (Eclesiastés 3)… aprenda a expresar la emoción adecuada para el momento adecuado en el tono adecuado. Si va a enojarse con una persona o situación, hágalo (no lo reprima), pero hágalo de la forma correcta; y recuerde, cuando una persona diga algo contrario y diferente a su opinión, ‘no lo tome personal’, simplemente es un punto no igual al suyo. Además, “tener la razón todo el tiempo no es tan importante como preservar la amistad de un amigo” (el que entendió, entendió).

Fuente:
Gabriel Gil

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