La confianza es como una semilla que se planta, pero de la cual solo se conocerá su resultado en el correr del tiempo… porque en su momento sabremos cuál será su fruto. No es fácil encontrar personas confiables en estos tiempos. Se ha perdido el valor de ser confiables.
Una persona sabia debe crecer hasta convertirse en alguien digno de confianza. Ser una persona en quien se puede confiar es ser alguien que se comporta con respeto, que sabe colocarse en la posición de ayudar y quien guardará con celo lo que se le confía; es decir, es alguien en quien podemos contar en cualquier situación.
El primer indicador de este carácter es visible y se encuentra en nuestra reflexión personal íntima, al preguntarnos. ¿Somos dignos de las confidencias de otras personas?, ¿Nos reconocen los demás que les brindamos palabras alentadoras?, ¿Dejamos que nuestras propias cargas y preocupaciones se conviertan en excusa para tener una “lengua indomable”?
Quien es una persona confiable le presta atención al cómo habla… porque sabe que ¡las palabras traen vida o muerte!
Le invito hoy a meditar sobre tu vida, a decidir ser totalmente confiable, para hacerlo empezaremos con una oración…
“Amado Dios, Ayúdame a cuidar aquello que sale de mi boca. Deseo crecer y ser una persona confiable y quiero comenzar aquí mismo con las palabras que uso. Que tu Santo Espíritu me ayude a no unirme a otros usando palabras imprudentes y entrar en el chisme.
“Ayúdame Señor a ser consciente de cómo mis palabras pueden sanar o dañar a los que me rodean. Te pido con todo mi ser que me ayudes a trabajar en mi corazón y crecer en esta área. Coloco en tus manos las palabras que saldrán de mi boca hoy y todos los días.
“Sé que eres digno de confianza para producir el mí el cambio, y que me ayudarás a ser un reflejo tuyo, es decir, alguien en quien se puede confiar, lo pido y declaro en el nombre de Jesús, amén”.
Versículo: “Algunas personas hacen comentarios hirientes, pero las palabras del sabio traen alivio.” Proverbios 12:18 (NTV). Buen Día.
Fuente: J.C.Q.
