Cuando el Señor ve a esa tumba donde está Lázaro, dice que Jesús lloró. Yo no sé qué pasó allí francamente. Yo creo que la parte humana del Señor se conmovió y también lloró porque la muerte es así, la muerte es impresionante aunque sepamos que viene algo más.
Yo creo que es importante. Cuando vemos a nuestros seres queridos en un ataúd yo creo que es legítimo llorar, a veces la gente como que pone presión tanto sobre los creyentes; si tú verdaderamente crees que tu ser querido va a resucitar no debes llorar, no debes conmoverte. No. Hay un lugar para llorar cuando nuestros seres queridos mueren y cuando vemos su cuerpo allí, y sabemos que va a haber una separación por lo menos por un tiempo ¿no?.
Hay un tiempo señalado para todo, y hay un tiempo para cada suceso bajo el cielo: Tiempo de llorar, y tiempo de reír; Tiempo de lamentarse, y tiempo de bailar. Eclesiastés 3:1
El luto tiene su legitimidad, cuando hay pérdida es legítimo llorar, es legítimo sentirse triste. Lo que no podemos es llorar como los que no tienen esperanza como dice la Biblia. Podemos llorar pero nuestro llanto debe ser un llanto teñido de esperanza, un llanto que tiene una veta luminosa también donde lloramos pero no lloramos desesperadamente con ese lloro, ese lamento que a veces tiene la gente. Usted ha visto la gente de nuestros países cuando lloran a veces sus seres queridos que han muerto. Se arañan, se tiran al piso, es un lloro desgarrador casi, terrible cuando la gente no tiene la esperanza que tenemos nosotros los cristianos que conocemos el poder de Dios y la resurrección.
Podemos entristecernos pero no como los que no tienen esperanza, nosotros sabemos que hay vida eterna ¿no?. Entonces el Señor nos invita, Él lloró, nos invita a reconocer nuestros sentimientos pero también a confiar en medio de la tristeza, que Él está en control y que hay esperanza para los que estamos en Cristo Jesús. Cualquier situación de tu vida que involucre pérdida y luto, es legítimo llorar, es legítimo lamentar cierta pérdida, reconocer nuestros sentimientos.
Pero también llega un momento que ya, suficiente llanto, suficiente lloro ahora voy a afirmar mi fé, voy a confirmar mi fé, voy a clamar al Señor, voy a decir Palabra de esperanza en medio de mi dolor y esas palabras te van a fortalecer y te van a sanar más y más. Dios te bendiga y que estas palabras sean de ánimo para tu vida como lo han sido para mí. Se despide de ti tu hermano en Cristo Roberto Miranda.
Jesús lloró.
Juan 11:35