Voz del Tabernáculo

Confianza en Dios en Medio de las Pruebas

En la vida, enfrentamos momentos de sufrimiento y dudas que pueden hacernos cuestionar la presencia y la compasión de Dios. En esos tiempos de aflicción, es fácil preguntarnos por qué suceden ciertas cosas y cuál es el propósito detrás de cada prueba. Sin embargo, cuando aprendemos a ver más allá del dolor inmediato, descubrimos que Dios siempre está obrando, incluso en los momentos más oscuros.

A menudo, algunas personas dicen que no deberíamos hablar de temores y aflicciones, porque si tenemos a Dios, Él lo resuelve todo. Pero la Biblia misma está llena de ejemplos donde se habla del dolor y las pruebas, no para quedarnos en ellos, sino para mostrar cómo Dios nos fortalece y nos sostiene. David clamó a Dios en su angustia, los profetas expresaron su quebranto, y el mismo Jesús nos advirtió: «En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). La fe no significa negar el sufrimiento, sino comprender que, a través de él, Dios nos moldea y nos lleva a confiar más en Él.

A medida que maduramos espiritualmente, entendemos que todo en la vida tiene un propósito, aunque a veces no podamos verlo de inmediato. La fe nos enseña a confiar en que, al final, las cosas serán mejores de lo que parecen en el presente. Descansar en la fidelidad de Dios nos permite caminar con esperanza, incluso cuando no entendemos completamente sus caminos o sus tiempos.

Dios nunca nos abandona, aunque haya momentos en los que parece guardar silencio. Su presencia es constante, y su palabra sigue siendo una fuente inagotable de fortaleza y consuelo. En cada prueba, encontramos una oportunidad para crecer y para recordar que, sin importar lo difícil que sea la situación, Dios sigue teniendo el control.

Algunos prefieren no hablar de estas cosas, pero muchas veces terminan comentando sobre sus propias dificultades, porque en el fondo saben que la vida cristiana no es solo celebrar la victoria, sino también reconocer el proceso. Lo importante no es negar la realidad, sino afirmar que, en cada prueba, la gracia de Dios nos sostiene y nos lleva a un propósito mayor.

Esta reflexión es una invitación a depositar nuestra confianza en Dios con la certeza de que Él nunca nos dejará. Aunque enfrentemos desafíos y momentos de incertidumbre, podemos estar seguros de que, al final, todo estará bien.

Margarita García

Margarita García

Directora del Tabernáculo Prensa de Dios

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