Muchos piensan que la única manera de acumular riquezas es ganarse la lotería, o sea, por suerte. Más allá de que, como cristianos no lo favorezcamos, aun las probabilidades están en contra. Hay más probabilidades de que vayas a la luna, antes que ganarte la lotería. Pero, para ir a la luna, tienes que pasar por un proceso, por una educación; y la gente no está dispuesta a eso; la gente quiere tener riquezas de un día para otro y disfrutar de ellas. Hay una manera correcta de prosperar; tú, quita las fantasías de tu mente, para que puedas obtener lo que Dios te ha prometido.
“19 El que labra su tierra se saciará de pan; Mas el que sigue a los ociosos se llenará de pobreza. 20 El hombre de verdad tendrá muchas bendiciones; Mas el que se apresura a enriquecerse no será sin culpa.” Proverbios 28:19-20
Creemos en prosperidad financiera; Dios te quiere próspero. Pero no se trata de tener fe meramente para un milagro instantáneo que te libere de deudas. Un alto porcentaje de las personas que ganan la lotería, 5 años más tarde están más pobres que antes de ganarla. Que obtengas riquezas instantáneas no significa que las puedas retener. Le gente que prospera no lo hace de un día para otro, sino que tienen toda una trayectoria de tiempo y esfuerzo. No todo el mundo está dispuesto a pasar por todo el proceso. La riqueza es un camino, un proceso, se va caminando hacia ella; cuando entiendes esto, tomas pasos seguros, y cuando llegas a esa bendición la puedes disfrutar.
Aparte de la lotería, se ha registrado un aumento en las demandas a los seguros de compañías por personas que lo que quieren es recibir una cantidad sustancial de dinero, porque piensan que aprovecharse de esto es la única manera de hacerlo. Hay quienes se reportan enfermos a sus trabajos, pero resulta que andan de fiesta, por ejemplo; todo para recibir un ingreso, aprovechándose, engañando.
Aun en la iglesia, hay quienes reciben el mensaje de la libertad financiera, pero lo toman como si se les estuviera diciendo que esto va a ocurrir de un día para otro. La persona que se enriquece a través de engaños, eventualmente, pagará el precio; terminará preso, lo perderá todo. No podemos confundir lo que es un día despertar tu fe para creer que Dios te puede prosperar y darte la libertad económica, con la manifestación de esto. La prosperidad es un proceso. Quítate de la cabeza la idea de riquezas instantáneas, para que puedas comenzar a ser diligente en todo lo que tienes que hacer.
“11 Las riquezas de vanidad disminuirán; Pero el que recoge con mano laboriosa las aumenta.” Proverbios 13:11
Cuando no hay nada respaldando tu prosperidad, el dinero que tienes se disminuye. Por eso, el que gana la lotería termina más pobre que antes; no saben cómo invertirlo, cómo procesarlo, qué hacer con eso que llegó a sus manos, y terminan en mayores problemas, perdiendo todo. Mas, el que trabaja con mano laboriosa, va aumentando.
Una cosa es despertar a la realidad de Dios te quiere próspero, y atreverte a creer; otra, meterte en la cabeza que las riquezas son instantáneas. La diligencia, el trabajo, el esfuerzo, el proceso es lo que permite que tú puedas acumular.
“5 Los pensamientos del diligente ciertamente tienden a la abundancia; Mas todo el que se apresura alocadamente, de cierto va a la pobreza.” Proverbios 21:5
El que se apresura, el que trata de hacerlo de un día para otro, va a llegar a la pobreza. Dios puede hacer un milagro en un instante, pero también hay otros que requieren un proceso, un camino. Hay quienes, si Dios les diera un milagro hoy, un aumento de salario, por ejemplo, se comprarían un nuevo auto, en lugar de saldar esa deuda que tenían ya. Optaron por aumenta su estándar para, según ellos, vivir en un mejor nivel, pero realmente no hubo progreso porque ahora tienen más deuda que antes. Es mejor optar vivir en un nivel en el que, lo que ganes, sea acumulable.
Quita las deudas de tu vida para que, el próximo nivel que estés, sea uno sólido, firme, seguro. Elimina de tu cabeza la idea errónea de las riquezas instantáneas. Hay un día en que tú recibes la revelación de que Dios te quiere próspero, bendecido; hay un día donde recibes la revelación de que, si tú tomas los pasos apropiados, podrás disfrutar de libertad económica y vivir en la abundancia que Dios te ha prometido. Pero llega primero la fe, la convicción, y eventualmente pasas por todo el proceso. Hoy es un día para comenzar, un paso a la vez, para seguir hasta alcanzar lo que Dios te ha prometido.