“Seguramente tus hijos pecaron contra él, y por eso el castigo estaba bien merecido.” Job 8:4 (NTV)
Qué palabras tan tremendamente secas y condenatorias profirió Bildad, el segundo amigo de Job, quien al igual que Elifaz, entendían que el sufrimiento era consecuencia solo de pecado.
Veía el dolor como una consecuencia merecido por el pecado. No lograba concebir el dolor como un medio que permite fortalecer y dar crecimiento. Este conocimiento limitado y la falta de discernimiento lo llevaron a usar palabras como golpes de espada, palabras que lastimaron a Job. Al igual que Bildad, podemos muchas veces emitir juicios injustos, especular y pronunciar palabras de condenación, que no aportan a la vida del otro, sino que restan y menoscaban. Tengamos cuidado con los juicios que hacemos, hablemos con Temor de Dios y sazonemos nuestro hablar para que sea de bendición.
Bildad dudó de la integridad de Job y de sus hijos, mostrando que lo conocía poco, así como conocía poco a Dios, como se dice popularmente, “con amigos así, para qué enemigos”.
Oración
Señor, quiero mantenerme conectado Contigo y así conocerte cada día más y poder hablar con firmeza, pero con amor, dando gloria a Tu nombre al consolar, alentar y corregir sin condenar. Pon guarda a mis labios, para escuchar más y poder ponerme en los zapatos del otro antes de hablar, te lo pido en el nombre de Jesús. ¡Amén!