HEBREOS 12:5-11 Exactamente como lo dice el versículo 11 que acabamos de leer ninguna disciplina es causa de gozo sino de tristeza, es decir ninguno de nosotros quisiéramos ser disciplinados por nuestro Dios, pero es necesario y por lo tanto es importante que comprendamos por qué y el cómo nuestro Dios nos disciplina a nosotros.
¿Qué es la disciplina? La disciplina es enseñanza, disciplina es corrección, significa que Dios nos está formando para que nosotros podamos llegar a ser lo que él quiere que seamos, para que sus propósitos se puedan hacer realidad en nuestra vida.
PRIMERAMENTE, RESPONDAMOS EL PORQUE DIOS NOS DISCIPLINA:
La palabra de Dios nos muestra que somos disciplinados principalmente por tres razones:
PORQUE SOMOS HIJOS DE DIOS (HEBREOS 12:7) Desde el momento que recibimos a Cristo como Señor y Salvador de nuestra vida Dios es nuestro padre y nosotros somos aceptados como hijos de Dios.
Dios disciplina únicamente a sus hijos, es por eso por lo que muchas veces nos parece que los inconversos viven en pecado y nada les pasa, parece que pueden vivir como les da la gana y viven felices sus vidas y al contrario los cristianos pasamos por muchas pruebas y dificultades (Salmo 73:2-8)
Pero tenemos que saber que los hijos de Dios somos disciplinados, pero los impíos serán juzgados y condenados, aunque mientras vivan en este mundo parece que pueden vivir en pecado sin ningún problema, pero al final se presentaran delante de Dios para ser juzgados por el (Romanos 2:4-6)
PORQUE DIOS NOS AMA (HEBREOS 12:6) Muchas veces la disciplina es dolorosa en nuestra vida, y generalmente no la comprendemos, sentimos que Dios nos ha abandonado, pero es lo contrario, la disciplina de Dios es una muestra de su amor, por amor el nos disciplina para santificarnos, para pulirnos, para que nuestra vida pueda reflejar su poder y su gloria en este mundo (Hebreos 12:10)
PARA QUE PODAMOS DAR FRUTOS (HEBREOS 12:11) El objetivo de la disciplina de Dios en nuestra vida es que podamos dar los frutos que él espera de nosotros, tal como lo dice el evangelio de Juan, el pámpano que lleva fruto, lo limpiara para que lleve mas fruto (Juan 15:2)
AHORA RESPONDAMOS: ¿COMO NOS DISCIPLINA DIOS? (SALMO 32:8-9)
En estos versículos podemos ver claramente las dos formas de disciplina de Dios en nuestra vida:
DIOS NOS DISCIPLINA PRIMERAMENTE POR MEDIO DE SU PALABRA (VS 8)Dios usa su palabra en nuestra vida para disciplinarnos, para enseñarnos, para mostrarnos el camino que debemos seguir.
Por medio de la enseñanza Dios nos ilumina el camino, nos muestra el camino que él quiere que sigamos (Salmo 119:105)
Por medio de su palabra el Señor nos corrige, nos permite comprender lo que no estamos haciendo bien, nos muestra lo que tenemos que mejorar (2 Timoteo 3:16)
DIOS NOS DISCIPLINA POR MEDIO DE LAS CIRCUNSTANCIAS QUE EL PERMITE EN NUESTRA VIDA (SALMO 32:9) Cuando no queremos oír ni obedecer la voz de Dios por medio de su palabra, el Señor tiene que usar “El cabestro y el freno” para hacernos entender, y ese “cabestro y freno” son las circunstancias de nuestra vida.
Dios permitirá las pruebas, los sufrimientos, y situaciones posiblemente de crisis en nuestra vida para que volvamos arrepentidos hacia él (Isaías 1:5-6 y 18)
¿CUAL DEBE SER NUESTRA ACTITUD PARA CON LA DISCIPLINA DE DIOS EN NUESTRA VIDA? (HEBREOS 12:5)
Tenemos que comprender que la disciplina de Dios significa que el está tratando o trabajando directamente en nuestra vida, por lo tanto, él espera de nosotros tengamos una actitud correcta hacia esa disciplina, en el texto que leímos el Señor nos muestra las dos actitudes que él espera del cristiano que es disciplinado por él:
NO DEBEMOS MENOSPRECIAR LA DISCIPLINA DE DIOS (VS 5ª) Es decir no debemos ser indiferentes a la disciplina de Dios en nuestra vida, tenemos que reconocerla y reaccionar con arrepentimiento.
NO DEBEMOS DESMAYAR CUANDO ESTAMOS SIENDO DISCIPLINADOS (VS 5b)Muchas veces las circunstancias que Dios permite en nuestra vida para disciplinarnos y corregirnos seguramente nos podrán hacer sentir desanimados, pero Dios nos dice que no tenemos que desmayar, porque él nos ama y quiere lo mejor para nosotros.
