“Asimismo la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.”
Ester 1:9 (RV60)
El rey Asuero hizo dos banquetes, uno de ciento ochenta días y otro de siete, con el fin de mostrar sus riquezas, su poder, etc. Por su parte la reina Vasti, quien era hermosa, decidió por su parte hacer su propio banquete, y este fue el comienzo de su fracaso. Ella quiso competir con el rey, o igualarse, lo que no es la voluntad de Dios para el hombre y la mujer. El Señor nos creó con roles diferentes y ninguno es mayor o menor que el otro, solo diferentes. Debemos recordar siempre que la mujer no fue llamada a igualarse ni a estar por encima del hombre. La Biblia establece que la mujer debe ser sujeta, idea que cada día se muestra más como algo negativo, cuando no lo es. Por su parte, Dios espera que el hombre ame, lo cual implica cuidado, protección y provisión. Cuando cada uno realiza la función que Dios ha determinado, Dios es glorificado, pues lo estaremos reflejando.
Tal vez muchos al leer esta historia la tildarían de machista, otros de feminista… Sin embargo, Dios no es machista ni feminista, Dios le ha dado un lugar especial a cada uno y estamos llamados a cumplir con el diseño establecido por Él para el hombre y la mujer, de tal manera que no caigamos en ninguno de estos dos extremos. Dios ha establecido las funciones para cada uno de acuerdo a las diferencias con las que los creó, por lo tanto, aceptemos la voluntad de Dios y vivamos con gozo estas diferencias que solo nos hablan del amor de nuestro Creador.
Oración
Señor, gracias por crearnos a Tu imagen y semejanza, gracias por darnos funciones diferentes tanto al hombre como a la mujer, las cuales nos ayudan a complementarnos, no a competir. Ayúdame a vivir conforme a Tus principios. Te pido perdón por cada vez que he querido competir y superar a personas del sexo opuesto. Realmente, solo quiero honrarte viviendo conforme a Tu voluntad. ¡Amén!
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