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Cómo tener fortaleza en medio de la dificultad

1 SAMUEL 30:1-6 Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego. 2 Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino. 3 Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar. 5 Las dos mujeres de David, Ahinoam jezreelita y Abigail la que fue mujer de Nabal el de Carmel, también estaban cautivas. 6 Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas; mas David se fortaleció en Jehová su Dios.f

FRASE: En las profundidades del invierno finalmente aprendí que en mi interior habitaba un verano invencible. Dios nos permite comprender que en Él tenemos la fortaleza para enfrentar cualquier situación de nuestra vida.

FRASE: La fortaleza crece en proporción a la carga. Si tu dificultad es grande, así será la fortaleza que Dios pondrá en tu vida para que la puedas enfrentar.

En el texto que hemos leído vemos un momento muy crítico en la vida de David cuando aún no era rey de Israel.

VEAMOS LA SITUACIÓN QUE ESTABA ENFRENTANDO DAVID:
David estaba sufriendo:
Ataque de sus enemigos (Vs. 1) Cuando David y sus hombres vinieron a Siclag al tercer día, los de Amalec habían invadido el Neguev y a Siclag, y habían asolado a Siclag y le habían prendido fuego.

Pérdida de lo más valioso de su vida (Vs. 2) Y se habían llevado cautivas a las mujeres y a todos los que estaban allí, desde el menor hasta el mayor; pero a nadie habían dado muerte, sino se los habían llevado al seguir su camino.

Desconsuelo total (Vs. 3-4) Vino, pues, David con los suyos a la ciudad, y he aquí que estaba quemada, y sus mujeres y sus hijos e hijas habían sido llevados cautivos. 4 Entonces David y la gente que con él estaba alzaron su voz y lloraron, hasta que les faltaron las fuerzas para llorar.

Angustia (Vs. 6a) Y David se angustió mucho, porque el pueblo hablaba de apedrearlo, pues todo el pueblo estaba en amargura de alma, cada uno por sus hijos y por sus hijas

Seguramente muchos de nosotros podemos sentirnos identificados con lo que David estaba sufriendo en ese momento pues también estamos enfrentando ataques, pérdidas, desconsuelo y angustia en nuestra propia vida.

David tuvo que tomar una decisión: rendirse y darlo todo por perdido, seguir llorando y lamentándose, o fortalecerse en Jehová su Dios Y DAVID DECIDIÓ LO MEJOR, FORTALECERSE EN DIOS (Vs. 6b) David se fortaleció en Jehová su Dios.

En este momento de dificultad que posiblemente estás viviendo, es importante comprender lo que David seguramente comprendió en ese momento de angustia: NADA CAMBIARÁ SOLO LAMENTÁNDOTE.

Tenemos que tomar la sabia decisión que tomó David: FORTALECERNOS EN NUESTRO DIOS.CÓMO PODEMOS FORTALECERNOS EN DIOS?

I) ALEJANDO NUESTROS PENSAMIENTOS DEL PROBLEMA Y MEDITANDO EN LAS PROMESAS DEL SEÑOR
(ISAÍAS 26:3-4) Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. 4 Confiad en Jehová perpetuamente, porque en Jehová el Señor es la fortaleza de los siglos.

Toda montaña, por muy alta que sea, se ve pequeña cuando estamos lejos de ella. Del mismo modo, cuanto más cerca estemos del problema, lo veremos más grande de lo que realmente es.

Nos sentimos angustiados cuando pasamos todo el día meditando en el problema. y Satanás hace que lo veamos gigante.

Pero cuando nuestros pensamientos están enfocados en la fidelidad, el poder y las promesas de Dios, nos daremos cuenta de que Dios es más grande que nuestro problema y que en Él SIEMPRE HAY ESPERANZA PARA NOSOTROS.

II) COMPRENDIENDO QUE DIOS SIEMPRE TIENE EL CONTROL Y LA ÚLTIMA PALABRA
(SALMOS 11:3-4) Si fueran destruidos los fundamentos, ¿Qué ha de hacer el justo? 4 Jehová está en su santo templo; Jehová tiene en el cielo su trono; Sus ojos ven, sus párpados examinan a los hijos de los hombres.

Debemos estar confiados en que, pase lo que pase en nuestra vida, el Señor siempre estará en el trono. Él es Rey, Él tiene la última palabra y el control. Todo sigue dependiendo de su voluntad.

La mayor fortaleza radica en que quien está en el trono es nuestro Padre. Podemos entrar libremente ante su trono para encontrar socorro y en nuestras dificultades (Hebreos 4:16) Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.

III) RECONOCIENDO NUESTRA DEBILIDAD
(2 CORINTIOS 12:9-10) Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 10 Por lo cual, por amor a Cristo me gozo en las debilidades, en afrentas, en necesidades, en persecuciones, en angustias; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.

En el mundo natural, nadie quiere reconocer su debilidad o falta de fortaleza. Pero en el reino de Dios es lo contrario: RECONOCER NUESTRA DEBILIDAD NOS PERMITE EXPERIMENTAR LA FORTALEZA Y LA AYUDA DE DIOS EN NUESTRA VIDA.

2 Crónicas 20:12 ¡Oh Dios nuestro! ¿no los juzgarás tú? Porque en nosotros no hay fuerza contra tan grande multitud que viene contra nosotros; no sabemos qué hacer, y a ti volvemos nuestros ojos.

2 Crónicas 20:14-15 Y estaba allí Jahaziel hijo de Zacarías, hijo de Benaía, hijo de Jeiel, hijo de Matanías, levita de los hijos de Asaf, sobre el cual vino el Espíritu de Jehová en medio de la reunión; 15 y dijo: Oíd, Judá todo, y vosotros moradores de Jerusalén, y tú, rey Josafat. Jehová os dice así: No temáis ni os amedrentéis delante de esta multitud tan grande, porque no es vuestra la guerra, sino de Dios.

Solo cuando reconocemos que no tenemos fuerza, podemos recibir la fortaleza de Dios en nosotros (Isaías 40:29-31).Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ninguna. 30 Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; 31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.

CONCLUSIÓN: Enfrentar nuestras dificultades con la fortaleza de Dios nos permite superar cualquier adversidad. Sigamos el ejemplo de David y busquemos fortalecernos en el Señor, confiando en sus promesas, su autoridad y reconociendo nuestra necesidad de su fuerza y ayuda en nuestras vidas.

 

Fuente:
PASTOR OSCAR FLORES | EL SALVADOR

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