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¿Cómo ser libres del rencor?

AMOS 1:11 No hay duda de que si hay algo que afecta nuestra relación familiar y nuestra propia felicidad es el rencor que guardamos en nuestro corazón.

El rencor es algo que nos esclaviza, que nos llena de amargura, y nunca nos permite ser plenamente felices, es por eso por lo que es muy importante que seamos libres de las cadenas del rencor en nuestra vida y en nuestra relación familiar.

Hay dos conceptos que primeramente tenemos que comprender:

RESENTIMIENTO: Sentimiento persistente de disgusto o enfado hacia alguien por considerarlo causante de cierta ofensa o daño sufridos y que se manifiesta en palabras o actos hostiles.

Cuando no perdonamos y permitimos que el resentimiento permanezca en nuestro corazón entonces ese resentimiento se convierte poco a poco en rencor.

RENCOR: Sentimiento de hostilidad o gran resentimiento hacia una persona a causa de una ofensa o un daño recibidos.

El rencor es el deseo de dañar, de pagar con la misma moneda, de castigar a la persona que nos ha hecho daño, que nos ofendió, pero en la realidad el rencor es destructivo para nosotros mismos, pues nos llena de amargura, afecta nuestra salud, afecta nuestra comunión con Dios.

Posiblemente en este momento tu corazón esta lleno de rencor y de amargura, a causa de personas de tu misma familia que te dañaron que te lastimaron, con su abandono, con su infidelidad, con sus maltratos o abusos, con sus palabras hirientes o de burla, y aunque eres una persona cristiana no puedes experimentar en tu vida el gozo de la salvación, y no tienes paz en tu corazón, es por eso que es tan necesario que seamos libres de las cadenas del rencor en nuestro corazón.

¿Cómo podemos ser libres del rencor?

TENEMOS QUE RECONOCER Y ACEPTAR QUE NOSOTROS NO SOMOS LOS JUECES, SINO DIOS (ROMANOS 12:19)

Cuando nuestro corazón esta lleno de rencor también nuestros pensamientos están llenos de deseos de venganza, de como tomar la justicia en nuestras propias manos, de como hacer pagar lo que nos hizo a la persona que nos dañó o nos ofendió.

Es una realidad, las personas que te dañaron, que te lastimaron, tienen que ser juzgadas y tienen que ser castigadas, pero tenemos que reconocer que nosotros nos somos quienes tenemos que hacerlo, nosotros no somos los jueces, sino Dios.

Nosotros no tenemos que juzgar ni tomar venganza, sino perdonar, cuando perdonamos estamos dejando en las manos de Dios a las personas que nos hicieron daño, el se encargara de dar el pago, el se encargara de la venganza.

TENEMOS QUE CONFESAR NUESTRO PECADO A DIOS (LEVITICO 19:18)

La palabra de Dios nos manda a no guardar rencor sino a amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

La persona que nos ofendió o nos daño es responsable delante de Dios por su pecado hacia nosotros, pero si guardamos rencor, nosotros somos responsables ante Dios de nuestra falta de perdón.

Guardar rencor en el corazón significa desobedecer lo que la palabra de Dios nos manda, y por eso tenemos que confesar ese pecado a nuestro Dios.

Tenemos que ser sinceros con nuestro Dios y confesar que hay resentimiento en nuestro corazón hacia alguien, tenemos que confesar a Dios que no hemos perdonado, y tenemos que pedir a Dios que nos perdone y nos limpie del pecado del resentimiento.

TENEMOS QUE COMPRENDER, el pecado del rencor en nuestro corazón no nos permite andar en el espíritu, el rencor y la amargura significa andar en la carne, y la palabra de Dios es clara: SI andamos conforme a la carne, moriremos (Romanos 8:13)

EL pecado del rencor en nuestro corazón nos hace morir, mata poco a poco nuestro gozo, nuestra paz, nuestra armonía familiar, nuestra comunión con Dios, etc.

TENEMOS QUE DECIDIR PERDONAR A QUIEN NOS OFENDIÓ (COLOSENSES 3:12-13)

El énfasis en este punto es la palabra DECIDIR, el perdón tiene que ver con lo que nosotros decidimos o elegimos, no con lo que sentimos, pues posiblemente no sintamos deseos de perdonar a las personas que nos han ofendido, pero Dios quiere que decidamos perdonar, aunque nuestros sentimientos no quieran hacerlo, que decidamos perdonar por obediencia a Dios.

Tenemos que perdonar de la manera como Cristo nos perdonó a nosotros, pero ¿Cómo nos perdonó Cristo a nosotros? (vs 13) NOS PERDONO UNILATERALMENTE.

En los evangelios no vemos a nadie venir a pedirle perdón a Jesús por sus pecados, pero el decidió perdonarlos, en la cruz del calvario ninguno de los que le crucificaron vinieron a pedirle perdona, pero el decidió perdonarlos y dijo: “Padre perdónalos, porque no saben lo que hacen…”

Unilateral significa: De un solo lado, es decir YO DECIDO PERDONARTE.

Posiblemente la persona que te hizo daño no vendrá a ti pidiéndote perdón, quizás ese padre que te abandono cuando eras un niño o una niña no vendrá a ti a pedirte perdón, posiblemente ese esposo que te trato con violencia y te humillo no vendrá a pedirte perdón, pero tú puedes decidir UNILATERALMENTE perdonar, así como Cristo nos perdonó a nosotros.

DESPUÉS DE PERDONAR, TENEMOS QUE CAMBIAR NUESTRA VISIÓN DE LAS COSAS QUE AFECTARON NUESTRA VIDA (GÉNESIS 50:20)

José tenia muchos motivos para guardar rencor en su corazón en contra de sus hermanos, pues ellos lo aborrecieron, lo vendieron, lo abandonaron, pero el por medio el perdón pudo cambiar su visión sobre todas las cosas que tuvo que pasar a causa de sus hermanos, pero el dijo: Ustedes pensaron mal contra mí, pero Dios lo encamino para bien.

Las palabras de José son las mismas que encontramos en la carta a los Romanos capitulo 8 vs 28: Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien.

Vemos que este versículo no dice “vemos” ni tampoco dice “entendemos” sino que dice “sabemos que a los que aman a Dios todas las cosas les ayudan a bien”. Nosotros no podemos cambiar los hechos, lo que ha sucedido, ha sucedido y no podemos cambiarlo. Pero podemos confiar en que Dios hará algo bueno de esta situación, aunque no lo comprendamos, pero el lo hará.

Tenemos que ver esas situaciones que hemos vivido creyendo en la palabra de Dios y confiando que nuestro Dios hará que las situaciones difíciles o tristes que vivimos de alguna forma nos ayude para nuestro bien.

Fuente:
Pastor Oscar Flores

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