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Cómo reducir tu Carga

Inicio este tema con las palabras del sabio pensador San Agustín de Hipona, un monje de la Edad Media que vivió entre los años 354 y 430 d.C., doctor de la iglesia, teólogo y escritor: “Hay tanto ruido en la ciudad que no puedo escuchar la voz de Dios”. Y el monje se retiraba al desierto para buscar del Señor en el silencio de la soledad.

Pero…, ¿qué nos quiso decir Agustín con esta frase? ¿Qué verdad encierra su postulado? ¿Qué secreto desconocido para nosotros descubrió este pensador del desierto? Algo queda en claro de su afirmación: Los muchos compromisos en los que uno mismo se mete, las muchas tareas, las demandas, actividades, y trabajo en exceso que nosotros mismos nos provocamos hacen que nuestras vidas se sobrecarguen de un peso que nos hace imposible caminar erguidos y felices en este mundo, es como si una avalancha de quehaceres nos sepultara día a día y esto hace que no vivamos la vida que el Padre diseñó para nosotros, una vida plena, abundante, feliz y sana.

Hoy hablaremos de cómo reducir el peso, la carga de tu vida y lo haremos de manera simple; para esto recurriré a uno de los Maestros más sencillos que el mundo ha tenido el lujo de tener, me refiero a Jesús de Nazaret.

Jesús sintetizó el secreto del manejo de una vida sobrecargada en una frase: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. Acepten el yugo que les pongo, aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso” (Mateo 11:28-29).

En esta frase bíblica hay tres cosas que nos dice que hagamos; son en realidad tres consejos aplicables a todos quienes sienten que sus “mochilas” están pesadas, consejos para aquellas personas que se sienten cansadas, agotadas, angustiadas del alma…, personas como usted o como yo que en algún momento de nuestro caminar por la vida nos hemos sentido extenuados.

📌 Primer Consejo: VUÉLVETE a DIOS.

Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar. El primer paso es volverse a Dios, venir a Cristo. En la Biblia encontramos a gente que vino a Jesús por diferentes razones.  Algunas personas vinieron en busca de perdón, algunos vinieron buscando respuestas, otros vinieron en busca de sanidad, salvación, vida eterna y hasta favores banales. Pero Jesús también dijo que podíamos venir a Él para encontrar descanso. Él dijo: ¿estás estresado, sobrecargado, agobiado, abrumado por tanta carga? “Ven a mi”.

Jesús dijo que nos daría descanso para el alma.  Esto es más profundo que un descanso físico. Tu problema más grande no son los músculos sobrecargados, el dolor de cabeza que no te deja, las puntadas en tu espalda que que atormentan, no, tu problema es más complejo que eso. No es que tus músculos están sobrecargados; sino, tu mente está sobrecargada.  Estás sobrecargado en tu espíritu, en tus emociones, en tus pensamientos y todo eso le pasa factura a tu cuerpo. Necesitas descanso del alma mucho más que el descanso físico. Necesitas liberarte de las preocupaciones, necesitas liberarte de las tensiones. Necesitas liberación del stress, de la culpa, de los temores, de los resentimientos, de la ansiedad; en esto consiste el descanso del alma que ofrece Jesús.

¿A dónde vas cuando estás exhausto, agobiado, sobrecargado? Tal vez eres cristiano pero seguramente tu prioridad no es Cristo en tus momentos de agotamiento. Tal vez te vuelcas a la comida cuando estás exhausto. Tal vez vas a la televisión y te sumerges en la programación por horas porque buscas desconectarte. Tal vez dependes de unas pastillas o del licor cuando estás cansado.  Tal vez tienes otras formas de escape.  Pero ninguna de estas cosas te pueden dar descanso verdadero. Solo Dios puede hacer descansar tu alma.

La Biblia dice en Isaías 40:29, “Él fortalece al cansado y acrecienta las fuerzas del débil…, los que confían en el Señor renovarán sus fuerzas”. La fortaleza para el alma viene de Dios, es una fortaleza sobrenatural, es una fuerza que viene de afuera de ti mismo.  ¿Cómo la obtienes? Sencillo: Espera en Dios.

El antídoto para tu alma sobrecargada no es un plan de manejo del tiempo, no es un programa especial de reducción del stress, no es una filosofía de cómo simplificar tu vida, no es una pastilla.  La solución se encuentra en una persona, ¡Jesús!

El mundo enseña que cuando estás vacío por dentro debes hacer más cosas por fuera: Ejercicio, salir a divertirse, viajar, explorar nuevas cosas, reunirte con amigos…, y algunas de estas cosas pueden ayudar pero al final del día el cansancio del alma volverá a aparecer porque no ha sido tratado correctamente.

Jesús dice que no es una cuestión de hacer más sino de venir a Él.  “Venid a mí”, no hay otro requisito, “Venid a mí”, es muy sencillo. Pero, ¿cómo hacer esto? ¿cómo acercarme a Cristo? Encuentra un lugar solitario y pasa tiempo con Dios, quédate en presencia de Dios sólo tú y Él. No te focalises tanto en ti, focalízate hacia Dios y comenzarás a sentir el toque del Señor en tu vida.

📌 Segundo Consejo: Cede el control.

Después de decir “vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas”, Jesús exclamó:  Acepten el yugo que les pongo.  La razón del por qué te cansas tanto, la razón de por qué estás sobrecargado, es porque piensas que debes estar en control de todas las cosas.  Tal vez dices: “Todo depende de mí, yo debo tirar las cuerdas, tengo que hacer que las cosas funcionen.  Yo debo estar en control”. Pensar así está mal, no depende de ti, Depende de Dios.  ¡Debes aprender a ceder el control!

Mientras más grande sea tu necesidad de controlar las cosas, situaciones o personas más proclive serás a la sobrecarga y al stress.  Debes volverte a Jesús y darle el control a Él de tu vida, de tu proyecto e incluso debes darle el control de tus angustias; aprende a soltar y dejar ir…  Esta es la segunda solución para nuestra vida sobrecargada.

Jesús dijo “Acepten el yugo que les pongo”.  Tu puedes decir, “un momento, esto no parece tan relajante.  Es más bien como un peso adicional sobre mis hombros.  Tu no sabes lo que ya estoy cargando.  Estoy cargando demasiado para tener que ponerme adicionalmente un yugo sobre mis hombros”. Revisemos qué es un yugo.  La mayoría de ustedes no nacieron en el campo como para saber la función de un yugo.  El yugo es un pedazo de madera que une a dos animales (bueyes) para alivianar el peso y trabajar como equipo, no es un bosal; sino, es un madero que pones a dos  animales para unirlos y así puedan compartir la carga.  El propósito es hacer el trabajo más liviano. Así los animales pueden llevar más carga porque están trabajando juntos, el peso es compartido y así se hace más liviano.

Jesús dijo “yo quiero que tú cargues con mi yugo” ¿Por qué usaría Jesús este símbolo? Porque el yugo es símbolo de trabajo compartido. Jesús nos dice:  “Yo te ayudaré con tus problemas, te voy ayudar a cargar con tu peso pero debes estar dispuesto a cederme el control”. Jesús quiere que compartamos nuestra carga con Él.

En el Salmo 55:22 la Biblia nos dice: “Encomienda a Dios tus afanes, y él te sostendrá”.  Dios tiene una espalda mucho más fuerte que la tuya para sostener ese problema en el que estás metido.  Jesús está diciendo, “Únete a mi, conéctate conmigo, apégate a mi, ponte mi yugo y cargaré el peso contigo.”

Ceder el control a Dios de nuestras vidas, nuestros afanes, problemas y preocupaciones es lo más sabio que podemos hacer hoy, dejemos que Dios nos ayude con nuestras preocupaciones, permitamos a Jesús que nos ayude a cargar con nuestro cansancio físico, emocional y espiritual.

📌 Tercer Consejo: APRENDE UNA VIDA SENCILLA.

Esta es la tercera clave para manejar nuestras vidas sobrecargadas.  Mateo 11:29 nos dice:  “Aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso”. Jesús es nuestro modelo  de una vida con propósito y paz.

El aprendizaje es un proceso, no ocurre de la noche a la mañana, toma tiempo: ¿El problema en que te encuentras ahora no ocurrió ayer verdad?  Seguramente has venido destruyendo tu vida poco a poco.  Esos hábitos de vivir siempre apurado, un estilo de vida preocupado, no comenzaron ayer.  ¡Has estado practicando esto por años! Has desarrollado un estilo de vida de sobrecarga, de stress, un estilo de vida de preocupación, de apuro y angustia., tú mismo has creado la vida sobrecargada que llevas… Recuerda esto: “Estar ocupado es una condición externa, estar apurado es una enfermedad del alma”.

Tienes que aprender a vivir de otra manera, tienes que aprender a vivir como Jesús, sin preocupaciones. El stress, la angustia, el cansancio del alma te está matando de apoco y también te puede matar de una vez; ten cuidado, una vida sobrecargada como la que estás llevando no está en los planes originales que Dios diseñó para ti.

Pero, ¿Qué podemos aprender de Jesús? Aprende de Él que es apacible y humilde de corazón.  Apacible y humilde, ¿cómo puede esto ayudarme terminar con mi sobrecarga?  Cuando comenzamos a decir NO más seguido, cuando evitamos compromisos innecesarios, cuando no adquirimos deudas tontas, cuando nos alejamos de gente tóxica, cuando comenzamos a andar más lento por la vida, entonces estamos comenzando a vivir de manera más humilde y tranquila, y la humildad y la tranquilidad traen paz a las vidas sobrecargadas.

CONCLUSIÓN:

Aprendamos a no ser tan auto-suficientes, independientes, arrogantes y orgullosos; pidamos a Dios nos conceda un corazón sencillo, amable y piadoso. Seguramente nuestro estilo de vida cambiará y nuestra percepción del mundo se transformará.

Recuerda esto: El descanso verdadero radica en… 

  • Volverse a Dios: hacer las paces con Él, tenerle de compañero y no de enemigo, hacer de la comunión con el Señor la prioridad número uno en nuestras vidas.
  • Cederle el control a Dios: Dejar de creer que podemos manejarlo todo; no eres un súper hombre, eres humano y los humanos nos cansamos, peor aún si pretendemos controlarlo todo. Cédele el control de tu vida, pensamientos, proyectos y angustias a Dios, así todo mejorará.
  • Aprender a vivir una vida sencilla: No te endeudes innecesariamente, no te comprometas en asuntos que no sea necesario, no concedas placer momentáneo a tu vida para luego pagar las consecuencias.
Fuente:
Gabriel Gil. Pastor, Coach-mentor, Escritor

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