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¿Cómo pelear las batallas como hijos de Dios?

JUECES 3:1-2 Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; 2 solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido.

En el texto que hemos leído podemos encontrar un detalle muy interesante: El Señor dejó naciones sin conquistar en la tierra prometida para que aquellos que no habían conocido la guerra la conociesen, para que supieran lo que era pelear batallas, para que conocieran lo que significaba enfrentarse a los enemigos. 

Eso quiere decir que nuestro Dios está interesado en que su pueblo esté preparado para las batallas, que su pueblo sepa que es lo que tiene que hacer cuando tengamos que enfrentar a nuestro enemigo. 

En la palabra de Dios encontramos el manual de Dios para pelear las batallas, y en ella se nos enseña que para pelear las batallas como pueblo de Dios tenemos que: 

I) SEGUIR LAS ÓRDENES CORRECTAS Y LA ESTRATEGIA CORRECTA (JOSUE 5:13-15) Estando Josué cerca de Jericó, alzó sus ojos y vio un varón que estaba delante de él, el cual tenía una espada desenvainada en su mano. Y Josué, yendo hacia él, le dijo: ¿Eres de los nuestros, o de nuestros enemigos? 14 Él respondió: No; mas como Príncipe del ejército de Jehová he venido ahora. Entonces Josué, postrándose sobre su rostro en tierra, le adoró; y le dijo: ¿Qué dice mi Señor a su siervo? 15 Y el Príncipe del ejército de Jehová respondió a Josué: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar donde estás es santo. Y Josué así lo hizo. La espada desenvainada de ese príncipe del ejército de Jehová nos recuerda que nuestro Dios está listo para ayudarnos en la batalla, pero él quiere que al igual que Josue seamos humildes, y nos dejemos guiar por él , que sigamos sus órdenes, que obedezcamos su voluntad, que no hagamos las cosas a nuestra manera, ni como dicen los demás, sino siguiendo la estrategia de nuestro Dios, aunque muchas veces parezca incomprensible o ilógica, recordemos que el Señor no quiere que lo comprendamos, sino que confiemos en él . 

II) IDENTIFICAR BIEN QUIEN ES NUESTRO ENEMIGO (EFESIOS 6:11-12) Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. Si algo es clave en toda batalla es conocer contra quién vamos pelear, y en la batallas de todo cristiano tenemos que comprender que nuestro enemigo directo no son las personas, no es nuestra familia, no es nuestro cónyuge con sus malas actitudes, no son nuestros padres con su mal carácter, no son nuestros hijos con su rebeldía, sino que detrás de todo aquello que nos está causando  tantos problemas, que nos está causando tanta aflicción, dolor y angustia, esta un enemigo en común que todos los hijos de Dios tenemos: SATANÁS, y él usa a las personas, sus actitudes, sus pensamientos, sus palabras, sus acciones para robarnos la paz, para lastimar y herir nuestro corazón, para llenarnos de temor, etc. 

II) Y CUANDO YA IDENTIFICAMOS BIEN A NUESTRO ENEMIGO ES NECESARIO UTILIZAR LAS ARMAS CORRECTAS PARA ENFRENTARLO (2 CORINTIOS 10:3-4) Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4 porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas. Nosotros como hijos de Dios no debemos pelear las batallas en la carne, es decir haciendo lo que cualquier persona haría, con enojos, con ofensas, con violencia, tomando venganza, con actitudes negativas, con indiferencia, etc.  Sino usando las armas espirituales, orando, clamando, intercediendo, adorando y ayunando, no hay fortaleza que no pueda ser vencida si usamos las armas de nuestro Dios.

III) NO RENDIRNOS NI DEJAR DE PELEAR (2 TIMOTEO 4:7) He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe. Quizás no deberíamos de decir “las batallas de la vida” pues en realidad “La vida es una batalla” todos los días enfrentamos algo, todos los días vamos a enfrentar tentaciones, problemas, enfermedades, etc. Por lo que necesitamos no dejar de pelear la batalla hasta el final, no debemos rendirnos, tenemos que tener la confianza que todos los días de nuestra vida nuestro Dios pelea por nosotros.

Fuente:
Pastor Oscar Flores | EL SALVADOR

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