Cuando Jesús vino al mundo en forma de hombre era con un propósito especial, que era: salvar a la humanidad. Nadie podía imaginarse la magnitud de su ministerio aquí en la tierra. Jesús tuvo una vida muy especial de preparación para su ministerio terrenal. Pero cuando llegó el tiempo perfecto inicia su ministerio escogiendo a doce discípulos, llamados Apóstoles, para prepararlos para su misión aquí en la tierra que era la de establecer su iglesia.
Ilustración: Cuando alguien está perdido en una selva o en un desierto y sabe que su vida depende de todos sus recursos, sabe que necesitará agua, comida, y resguardarse de los insectos y animales peligrosos, y de todos los obstáculos que encuentre. Entonces el hombre comienza a prepararse mentalmente para la batalla que le viene por delante para salvarse. Igual sucede con nosotros en la vida diaria, sabemos que si queremos sobrevivir tenemos que prepararnos de antemano para todos los problemas de la vida. Pero hay una verdad que muchas veces no tomamos en cuenta y es la preparación para la vida eterna, y es para esta situación que tenemos que hacer uso del modelo de Jesús.
Texto base:
Marcos 8:31-33 Y comenzó a enseñarles que le era necesario al Hijo del Hombre padecer mucho, y ser desechado por los ancianos, por los principales sacerdotes y por los escribas, y ser muerto, y resucitar después de tres días. 32 Esto les decía claramente. Entonces Pedro le tomó aparte y comenzó a reconvenirle. 33 Pero él, volviéndose y mirando a los discípulos, reprendió a Pedro, diciendo: ¡Quítate de delante de mí, Satanás! porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
¿Cuál era el propósito de Jesús?
I. Jesús tenía un propósito que cumplir (nosotros también lo tenemos)
Tenía que padecer mucho
Ser desechado por los ancianos
Por los principales
Por los escribas
Y tenía que morir
Pero que resucitaría después de tres días
Todo lo anterior aplica también para nuestras vidas aquí en la tierra, muchos predicadores tratan de enseñar que el propósito es la prosperidad, que la meta es económica, pero no, el propósito nuestro aquí en la tierra es hacer la voluntad de Dios, siendo obedientes a su Palabra y recibir a Jesucristo como nuestro Señor y salvador.
El Señor nos enseña que para lograr nuestros objetivos tenemos que estar preparados a padecer mucho, a ser desechados por todos los hombres, estar dispuestos hasta morir para lograr nuestro propósito aquí en la tierra. Pero esta parte nos promete que también que nosotros resucitaremos en el día postrero.
II. Pero Pedro se interponía en el plan de Dios (Pero siempre habrá un Pedro que se va a interponer en nuestros planes.)
1. Pedro sin saberlo comenzó a reconvenirle.
Por supuesto Pedro lo estaba haciendo de buena voluntad.
2. Pero la realidad era que Satanás no podía permitir que todo esto se sucediera.
Cuando Pedro reconviene al Señor no sabía que estaba obstaculizando el plan de Dios y que era el propio Satanás interviniendo.
Así nos puede pasar a nosotros también siempre que estemos haciendo lo bueno, cuando creemos que hemos llegado a la plenitud de nuestro servicio al Señor, siempre vendrá Satanás a tratar de hacernos retroceder.
III. Pero Jesús no podía permitir esto (nosotros tampoco podemos permitirlo, y para esto tenemos que reconocer cual es el obstáculo)
1. Jesús actúa de una manera muy particular, volviéndose y mirando a los discípulos reprendió a Pedro.
2. Diciendo: ¡Quítate de delante de mi, Satanás.
Jesús identifica claramente que es Satanás interviniendo por medio de Pedro.
3. Les dice que no ponen la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres.
Y esto es cierto, Pedro no comprendía el propósito de Jesús, el pensaba en las cosas de este mundo. En su mente nunca se podía imaginar lo grande del ministerio de Jesús, y lo difícil que sería.
Esta es la forma que también nosotros tenemos que enfrentar a quienes se nos interponen ante nuestros objetivos para el Señor.
Tenemos que saber lo que cuesta lo que queremos.
IV. Jesús estaba dispuesto a morir para salvarnos (nosotros también debemos de estar dispuestos a pagar el precio)
Marcos 8:34-35 “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame. 35 Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará.”
Alguien dijo que el sueño de Dios era salvar a la humanidad, pero la verdad que Dios no puede tener sueños, porque el vive en un tiempo presente contínuo, y además Él es omnisciente, significa que lo sabe todo, por lo tanto Dios no tiene sueños, el sabe lo que quiere porque Él lo tiene todo planeado de antemano. Y Él lo puede todo, pues es el Todopoderoso.
Somos nosotros en nuestra debilidad y en nuestra ignorancia que no sabemos muchas veces lo que queremos, ni como hacerlo. Es por eso que Jesús nos enseña en su Palabra lo que nos conviene y como debemos hacerlo. Y la manera de hacerlo es siguiendo el modelo de Jesús.
Si usted quiere tener una vida victoriosa en Cristo Jesús y lograr el regalo más grande que Dios nos ha dado por medio de su Hijo, que es la salvación. Lo único que tiene que hacer es arrepentirse con todo su corazón por sus pecados y recibir a Cristo como su salvador personal, para eso lo invito a hacer una pequeña oración que cambiará su vida:
Señor Jesús, yo te recibo hoy como mi único Salvador personal; creo que eres Dios, que moriste en la cruz por mis pecados y que resucitaste al tercer día. Me arrepiento, soy pecador. Perdóname Señor. Gracias doy al Padre por enviar al Hijo a morir en mi lugar. Gracias Jesús, por salvar mi alma hoy. En Cristo Jesús mi Salvador. Amen