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¿Cómo identificar un buen libro cristiano?

Los libros cristianos han sido, son y serán un medio de gran bendición para la iglesia. Mejor dicho, ¡los buenos libros cristianos —los que son fieles a la Biblia y transmiten de manera clara y preciosa la verdad— han sido, son y serán de gran bendición para la iglesia! Son instrumentos de edificación dados por Dios para los creyentes y por eso considero que debemos esforzarnos en la lectura de buenos libros.

Pero ¿cómo saber si un libro es bueno? ¿Cuáles son los criterios para establecer el valor de un libro cristiano?

Ten cuidado con lo que lees
Antes de responder estas preguntas, hay dos verdades incómodas que no debemos pasar por alto: no todos los libros cristianos son buenos y no todos los cristianos tienen un buen hábito de lectura. Estas realidades hacen urgente que apliquemos sabiduría a la hora de escoger un libro.

Debemos evitar los libros que no contribuyan a nuestra edificación, pues no queremos desperdiciar horas valiosas en una lectura infructuosa. Queremos ser buenos administradores de nuestro tiempo, para sacar el mejor provecho a nuestras lecturas y ser diligentes en el cuidado de nuestras almas (Ef 5:16; Pr 4:23).

Richard Baxter, pastor puritano del siglo XVII, tenía un opinión acerca de los libros que creo útil considerar:

Haga una selección cuidadosa de los libros que lee. Deje que las sagradas Escrituras tengan siempre la preeminencia, y junto a ellas, los tratados sólidos, vivos y santos que exponen y aplican mejor las Escrituras; y al lado, aquellos libros de historia creíbles, sobre todo de la iglesia… pero tenga cuidado del veneno de los escritos de los falsos maestros, porque dañarán su entendimiento.

No es la lectura de muchos libros lo que se necesita para que un hombre sea sabio o bueno, sino la buena lectura de unos pocos, asegurándose de que son los mejores. Y no es posible leer muchos sobre los mismos temas, sin perder una gran cantidad de tiempo valioso (citado en Robert L. Plummer, Preguntas y respuestas sobre cómo interpretar la Biblia, p. 105)

Tales observaciones son ricas en sabiduría práctica para la elección de libros cristianos y el hábito de la lectura en los creyentes.

Habiendo establecido la importancia de elegir buenos libros, volvamos a las preguntas iniciales: ¿Qué podemos considerar una «buena lectura»? ¿Cómo saber si un libro cristiano es bueno y vale la inversión de nuestro tiempo?

Los parámetros para evaluar un buen libro cristiano
Establecer el valor de un libro cristiano no es algo sencillo y las conclusiones siempre serán personales. Cada cristiano tiene diferentes predisposiciones a ciertos tipos de lecturas: algunos prefieren libros más prácticos o de aplicación y otros, más teóricos o doctrinales.

Además, no todos los creyentes disponen de la misma cantidad de tiempo para leer, por lo que algunos se inclinarán a libros más breves. También hay que tener en cuenta que la lectura es un ejercicio que mejora con la práctica y que cada persona está en una etapa diferente. No todos pueden leer con provecho textos grandes y densos, por eso existen buenos libros de lectura fácil. Además, hay libros que por la complejidad de los temas y del lenguaje usado no serían de provecho para algunos creyentes.

Sin embargo, creo que podemos acercarnos un poco en determinar el valor de un libro si consideramos dos categorías de evaluación: según su utilidad práctica y según su utilidad suprema. En la primera categoría trato de identificar el tipo de información bíblica que provee el libro. En la segunda, el bien espiritual que produce en sus lectores. Estas categorías se superponen, pero considero que son parámetros provechosos para identificar buenos libros cristianos.

El valor de un libro por su utilidad práctica
En líneas generales, podemos decir que un buen libro cristiano quiere lograr al menos uno de estos objetivos prácticos para la vida cristiana:

1. Nos ayuda a entender verdades y doctrinas de las Escrituras. Por ejemplo, el libro Conocer a Dios, de J. I. Packer, nos ayuda a comprender el carácter de Dios y lo que ha hecho en la salvación; el libro ¿Qué es una iglesia sana?, de Mark Dever, nos ayuda a comprender lo que la Biblia enseña sobre la iglesia.

2. Reúne y ofrece la enseñanza bíblica sobre un tema particular. Por ejemplo, el libro Cómo pastorear el corazón de su hijo, de Tedd Tripp, ayuda a los padres cristianos en la tarea de la crianza; Preparándonos para el matrimonio, de John Piper, es una ayuda prematrimonial muy valiosa.

3. Aborda un tema que no aparece explícito en las Escrituras, pero lo hace con fidelidad a los principios bíblicos. Por ejemplo, el libro Revolución sexual de Miguel y Catherine Nuñez nos ayuda a entender la sexualidad a la luz de la Biblia; el libro Piense, de John Piper, nos enseña a comprender el uso del intelecto en la vida cristiana.

Valoro los autores que fundamentan sus proposiciones, argumentos y aplicaciones en la Escritura, y que se esfuerzan para comunicarlos con la mayor claridad posible. Ellos procuran con diligencia hacer un buen uso de la Palabra (2 Ti 2:15) y realizan un gran servicio a la iglesia.

El valor de un libro por su utilidad suprema
Con el riesgo de ser reduccionista, creo que se pueden señalar al menos tres categorías amplias para determinar el valor supremo y eterno de un libro.

1. Nos ayuda a comprender y a atesorar el evangelio. El evangelio de Cristo es la provisión y respuesta definitiva que Dios ha dado al problema del ser humano. Si la gracia de Cristo es el mensaje y la obra más definitiva de Dios (He 1:1-3), entonces todo texto que nos haga comprender, apreciar y experimentar a Cristo será de gran provecho para nuestras almas (1 Co 15:3-4).

2. Fortalece nuestra santificación. Un buen libro nos confronta con algún pecado, nos estimula a la santidad y promueve nuestra obediencia y la práctica de las disciplinas espirituales (como la oración, la lectura y meditación de la Biblia, el compañerismo en la iglesia, etc.). La voluntad de Dios para Sus hijos es que crezcan en fe y santidad (1 Ts 4:3) y Él usará todos los medios para este propósito, lo que incluye a los buenos libros.

3. Fomenta nuestra visión, experiencia y compromiso con la gloria de Dios. Un libro cristiano es de gran valor cuando nos lleva de regreso a Dios y aviva nuestro deseo por Él. Después de todo, la gloria de Dios es el objetivo supremo de todas las cosas (Ro 11:36). Por lo tanto, el sentido y propósito de nuestra existencia es conocer, obtener y disfrutar de la gloria de Dios en Cristo y una buena lectura nos impulsará en esa dirección.

Ahora bien, debemos reconocer que no todos los libros abordan o logran estos aspectos de forma directa. Hay libros que no desarrollan ninguno de estos tres temas puntualmente (por ejemplo, un libro sobre crianza de los hijos), pero el evangelio, la santificación del creyente y la gloria de Dios nutren su argumento y constituyen los fundamentos del autor. Allí reside su valor y provecho.

En última instancia, un buen libro es el que nos llevará de regreso a Dios y a la Escritura porque, al fin y al cabo, Él es meta de todas las cosas y Su Palabra el instrumento de salvación y santificación. Los buenos autores dejarán en sus lectores un deseo creciente por Dios, Su Hijo, Su gloria y Su Palabra. El Señor los usará para señalarnos y estimularnos a volver a Él con renovado interés, devoción y compromiso.

Entonces, ¿cómo escoger buenos libros cristianos?
Por último, quiero compartir unos consejos prácticos para encontrar buenos libros que sean útiles respecto a la comprensión de las verdades bíblicas, a la misma vez que producen un crecimiento espiritual en nosotros.

Averigua acerca del autor. Más que libros, leemos autores. Por eso, asegúrate de leer un autor conocido por su carácter piadoso y su fidelidad a las Escrituras (1 Ti 4:16). No solo porque cita la Biblia, sino porque es responsable a la hora de interpretar y aplicar su enseñanza. Aquí es pertinente señalar que la popularidad e influencia de un pastor no siempre es sinónimo de piedad y fidelidad bíblica.

Consulta con tus líderes. Habla con un creyente maduro, como tus pastores o mentores, y pídeles referencia de algún autor o que te orienten respecto a un libro que te interesa.

Pregunta a los creyentes que han leído más que tú. Unido a lo anterior, puedes pedir recomendaciones y consejos de lecturas a otros, incluso cuando no sean líderes o pastores. Hay muchos cristianos con un buen hábito de lectura que pueden orientarte.

Consulta en sitios confiables de Internet. Gracias a Dios, en la web podemos encontrar plataformas y líderes cristianos que comparten sus recomendaciones de libros que han leído y han sido de edificación (mira las reseñas de Coalición por el Evangelio aquí). Puedes nutrirte de ellos también.

Te animo a aprovechar la bendición de poder leer buenos libros cristianos. Recuerda: ellos han sido, son y serán un medio de gran bendición para la iglesia.

Fuente:
Gerson Morey

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