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Como águilas

En Cristo siempre debemos prepararnos para el nuevo tiempo que Dios trae, entonces, si eres cristianos prepárate porque Dios trae cosas nuevas para sus hijos, aunque humanamente muchas veces nuestros hijos no van más allá porque no los llevamos a soñar, a creer en cosas grandes, mientras que nuestro Dios quiere que soñemos en grande.

Entendamos que los que han aprendido a soñar en grande son aquellos que han salido de la esclavitud de Egipto, y esto es porque han creído el mensaje del evangelio donde Dios les dijo: “He visto la aflicción de mi pueblo, he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos y sacarlos a una tierra buena y ancha, a una tierra que fluye leche y miel”, y aprendieron a volar como las águilas por sobre la tormenta.

Leamos la palabra de Dios en Isaías 40:28-31 “¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance. El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán”.

Cualquiera se da cuenta de que no era fácil la decisión a tomar frente a lo que Moisés planteaba, debían abandonar Egipto, donde aunque eran esclavos tenían una seguridad de sustento y vida, para ir hacia la tierra prometida, de manera que ellos tuvieron que sacar Egipto de su corazón para comenzar una nueva etapa, una nueva vida, y a partir de ahí, Egipto comenzaba a ser símbolo de esclavitud, del pasado, de opresión y dolor.

¿Ustedes saben que a veces las águilas cargan a las crías sobre sus alas para enseñarles a volar ya que los polluelos nacen con el diseño para volar en las alturas?, bueno, así hizo Dios con su pueblo, un pueblo que estaba naciendo como nación, y el pueblo de Dios no fue llamado para vivir en jaulas ni para estar a pocos metros del suelo, fuimos diseñado para las alturas, por eso dice que “también reinaremos con él” 2 Timoteo 2:12, y es por eso que nuestra mentalidad debe ser de altura, como las águilas.

Y los que tienen mentalidad de altura son aquellos que dependen de Dios en todas sus cosas y perseveran en su camino, ya que:

“Él da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas. Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán” Isaías 40:29-31.

Pero la realidad es que no todos los que se dicen cristianos tienen mentalidad de altura, por eso es que muchos no crecen espiritualmente ni viven como verdaderos hijos de Dios gozando de la plenitud de sus bendiciones, pero como Dios conoce la naturaleza humana promete renovación mental para sus hijos como el águila experimenta la renovación del pico, las garras y del plumaje, cosa que le permitirá vivir treinta años más.

Sabemos, porque lo hemos escuchado muchas veces, que cuando la tormenta bien el águila vuela a un sitio alto para esperar los vientos que vendrán, y cuando llega la tormenta, abre sus alas para que el viento la lleve por encima de la tormenta, es decir que el águila no se escapa de la tormenta sino que usa la tormenta para elevarse más alto; y de eso se trata la mentalidad de un buen cristiano, de aprovechar las pruebas para elevarse espiritualmente más alto, por lo tanto:

“hermanos míos, tened por sumo gozo cuando os halléis en diversas pruebas, sabiendo que la prueba de vuestra fe produce paciencia. Mas tenga la paciencia su obra completa, para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna” Santiago 1:2-4.

Cuando un águila remonta el vuelo las dificultades y problemas quedan lejos, está en lo alto y no hay peligro que la alcance, de manera que puede gozar de las bendiciones, pero sobre todo de la paz que el Señor nos da, cosa que nada ni nadie puede impedir pues tenemos la fuerza de Dios para gozar de la libertad que hemos alcanzado en Cristo, una paz que se siente, y se vive, en la intimidad personal.

Cuando el águila levanta vuelo se separa del mundo, pues los enemigos están en la tierra, y el águila está en el aire, y eso es lo que Dios quiere para nosotros, que vivamos la calma que necesitamos, que vivamos la paz de Cristo en la vida sabiendo que nada ni nadie nos las impedirá; el Señor fortalece nuestra vida para que podamos aislarnos de los problemas terrenales y sentirnos seguros al estar cubiertos por Su gracia.

Las sombras están en el valle donde la niebla no le permite ver el camino a los que caminan en la tierra, pero el águila levanta vuelo y siente la caricia del Señor que la reconforta, esa es una bendición; tu puedes levantar vuelo con las alas de la fe y acercarte cuando necesites al Señor, para sentir Su presencia, para sentir el calor de su gracia y disfrutar de Su gloria, la gloria que hace que las circunstancias sean nada para ti.

Y cuando el águila levanta vuelo es porque necesita tener una buena y amplia visión, desde un arbusto tiene poca perspectiva, pero a medida que sube su vuelo, la panorámica de su vista es más grande, desde la altura las aflicciones, las circunstancias se ven de otra forma.

Los que tienen su mente en las alturas son aquellos que llevan su vida conforme al plan de Dios porque han dejado de vivir con el propio al comprender que Dios tiene propósitos específicos con cada uno, de manera que sin importar la edad debemos identificarnos con los propósitos de Dios, debemos vernos como Dios nos ve, debemos ver las cosas como Dios las ve.

Con la visión de águila, con esa visión tan aguda y usando el entendimiento y sabiduría que desciende de lo alto para ver lo que otros no pueden, para no ver una semilla de mostaza sino ver el gran árbol que nacerá de ella, ser como águilas es más que una simbología, representa alcanzar a ver por fe lo que la palabra de Dios nos promete; pensemos si deseamos ser en nuestra vida un simple creyente, o ser un águila que se remonta a grandes alturas segura de sí misma y sabiendo que está sostenida siempre por el Señor?.

Pero recuerda algo muy importante, un águila anida siempre en un lugar seguro, construye su nido como muchas aves pero siempre sobre una roca, no lo construye nunca sobre árboles enclenques sino en roca firme, y el Señor nos dice:

“Cualquiera, pues, que me oye estas palabras, y las hace, le compararé a un hombre prudente, que edificó su casa sobre la roca. Descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y golpearon contra aquella casa; y no cayó, porque estaba fundada sobre la roca. Pero cualquiera que me oye estas palabras y no las hace, le compararé a un hombre insensato, que edificó su casa sobre la arena; y descendió lluvia, y vinieron ríos, y soplaron vientos, y dieron con ímpetu contra aquella casa; y cayó, y fue grande su ruina” Mateo 7:24-27.

Lo que Jesús pide a sus discípulos es la sensatez de construir su vida sobre roca pues eso les permitirá mantenerse firme en la decisión de seguir a Cristo y sus mandamientos porque saben que siempre serán de bendición sobre nuestra vida.

¿Alguna vez ha pensado volar como águila?, parece algo irreal, como podría levantar vuelo un cristiano con tantas cargas que tenemos, y seguramente algunos dirán que es imposible porque debemos tener los pies en la tierra, pero el Señor, en este día, y en su infinita misericordia nos anima: Levanten las alas como las águilas.

Si en este día has permitido que tu mente suba a las alturas divinas, permite ahora que Dios hable a tu corazón, pues no solo ha perdonado tus pecados sino que te está llamado a levantarte sobre los problemas; el Señor quiere renovar tus fuerzas, quiere renovar tu visión de tu futuro sino de ti mismo para que comprendas que eres un hijo de Dios, diseñado para alcanzar los propósitos divinos, y que hasta ahora quizás permitiste que los problemas te corten las alas.

Ahora comienza a creer, a soñar, y avanza en tu camino cristiano pues el Señor siempre estará contigo para animarte: 

“por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén” Mateo 28:19-20. 

Fuente:
Pastor Luis Coria

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