Comiendo como Lazaro

Que triste cuadro el que nos muestran los versículos que hemos leído, un hombre que era parte del Reino de Dios, mendigando, con el cuerpo lleno de llagas y deseando comer las migajas que caian de la mesa de un hombre rico y aun los perros venían a lamerle las llagas. LUCAS 16-19-22-

Pero es aun mas triste reconocer que esta es la historia también de muchos cristianos hoy en día, siendo parte del reino de Dios por medio de Jesucristo viven sintiéndose como Lazaro, llagados e indignos de comer en la mesa, ya no de un hombre rico pecador e indiferente, sino en la mesa del Padre Celestial, en la mesa del Rey de Reyes.

Este día vamos a tomar este texto para hacer dos aplicaciones a nuestra vida para que ya no sigamos comiendo como Lázaro.

I) DEJEMOS YA DE ANHELAR LA COMIDA DE LA MESA DE LOS INCONVERSOS (PROVERBIOS 23:6-8)

Estamos llegando al tiempo de navidad y fin de año y en esta época muchos cristianos aún siguen anhelando ser invitados a la fiesta de la empresa, a la celebración organizada por la familia inconversa, en las cuales esta llena de vicios, de borracheras, de burlas para los cristianos y las iglesias, de menosprecio.

La palabra de Dios es clara, es bienaventurado el varón, igualmente la mujer, que no se ha sentado en silla de escarnecedores (Salmo 1:1)

Muchos cristianos en estas épocas dejan por días y semanas sus iglesias, y sus ministerios, por andar detrás de las migajas que caen de la mesa y de los bolsillos de los hermanos lejanos inconversos, y lastimosamente algunos con tal de agradarlos vuelven al vicio del licor, caen en fornicaciones, y muchas veces hasta llegan a negar a Cristo.

Tenemos que saber que nuestro Dios puede darnos mucho mas que lo que nos puede dar un hombre (2 Crónicas 25:9)

No significa que no vamos a visitar y alegrarnos por nuestros familiares que vienen a nuestro país y aun son inconversos o quizás ya son cristianos, pero tenemos que comprender algo muy importante: Nuestra confianza y nuestra esperanza no tiene que estar puesta en ellos (Jeremías 17:5)

II) NO NOS CONFORMEMOS CON MIGAJAS SI NOSOTROS PODEMOS SENTARNOS A LA MESA DEL SEÑOR (APOCALIPSIS 3:20)

Cuantos cristianos conocemos que siempre dicen: “Ore por mi tal vez Dios me hace un milagrito.” no se sienten dignos de venir por ellos mismos y tomar de los manjares espirituales de la mesa del Señor.

Se sienten indignos, se vuelven mendigos espirituales pidiendo sanidades, y milagros a los hombres y no directamente a Dios.

La oración de intercesión es buena y necesaria, pero tenemos que comprender que cada uno de nosotros que tenemos a Cristo como nuestro Señor y salvador podemos entrar con confianza al trono de la gracia de nuestro Dios (Hebreos 4:16)