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CODUE lamenta situación presentada con congregación en Higuey; llama a comunidad evangélica a no precipitarse en apertura de templos

El Consejo Dominicano de Unidad Evangélica (CODUE) hizo un llamado a la comunidad a evangélica nacional  a no precipitarse con la apertura de templos, y a cumplir con las disposiciones del gobierno de mantener cerrados los espacios de reunión por la situación sanitaria nacional que experimentamos como país.

El CODUE, considera que el gobierno del presidente Danilo Medina,  y sus  asesores en materia de salud y estrategia, deben  convocar a un dialogo con el liderazgo de la comunidad evangélica  representado por: CODUE, CONEDO, CONACOPE, MESA DEL DIALOGO, concilios de tradición,     iglesias independientes, ministerios, instituciones de servicio cristiano, y comunidad protestante en general , a fin de establecer un protocolo de apertura de tempos,  y así despejar  cualquier duda que se presente en este sentido,  bajar los niveles de tensión entre los grupos religiosos.

“El gobierno debe pensar de manera seria en  establecer un protocolo claro y diáfano con las iglesias protestantes evangélicas,  respetando la Constitución dominicana,  la cual consigna el derecho de reunión en el artículo 48: “toda persona tiene el derecho de reunirse, sin permiso previo, con fines lícitos y pacíficos, de conformidad con la ley”.

El pastor Feliciano Lacen, lamento la situación desagradable  producida  por el liderazgo del Centro Cristiano Internacional Emaus, en Higüey, donde  representante de la iglesia y su membresía fueron afectados por esta situación a su vez es una violación a lo establecido por las autoridades gubernamentales.

El presidente de la entidad sostuvo, que al igual que los demás sectores económicos y sociales, las iglesias no importando su confesión de fe, deben mantener las normas establecidas y preservar la salud y la detención del COVID-19.

Feliciano Lacen, es de opinión que las iglesias no importando su confesión de fe,  deben continuar sus jornadas de oración a favor de las familias afectadas por la enfermedad;  aprovechar la cantidad de profesionales para dar apoyo pastoral, psicológico a personas afectadas por las pérdidas familiares, y trabajar en la promoción, preservación de la vida antes y después que pase la pandemia.

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