
Este no es el final del año todavía, pero sí estamos entrando en su recta final. Quedan cinco meses en los que aún podemos tomar decisiones que honren a Dios, que edifican nuestra vida y que marquen la diferencia en nuestra familia, en nuestra fe y en nuestro entorno. ¡Cinco meses pueden ser más que suficientes si los vivimos con intención!
Volver al altar: nuestros hijos también están en la agenda de Dios
Qué gozo tan grande es ver a nuestros hijos reconciliándose con el Señor. No hay bendición mayor que ver a un hijo volviendo a la casa del Padre. Para muchos padres, este es el clamor constante: “Señor, que mis hijos vuelvan a Ti.” Y Dios está respondiendo. ¡No dejemos de orar, de creer y de agradecer! Que estos cinco meses restantes del 2025 sean meses de salvación, de restauración espiritual y de reconciliación familiar.
Perdonar y soltar: no llegues al final del año cargado de lo que ya debes dejar atrás
Aún estás a tiempo para liberarte del resentimiento, del enojo, de la culpa. Perdonarte a ti mismo, perdonar a otros y pedir perdón no es debilidad: es obediencia y sanidad. El perdón, como enseñó Jesús, no es una opción sentimental, sino una decisión espiritual. No termines el año atado a lo que Cristo ya quiere sanar. Recuerda: Dios perdona y también olvida. Haz tú lo mismo.
Sal de la esclavitud de las deudas
Si bien quizá no puedas pagar todo en cinco meses, sí puedes tomar decisiones responsables para comenzar a liberarte. La Palabra dice: “El impío toma prestado y no paga, pero el justo tiene misericordia y da” (Salmo 37:21). Que tu testimonio no se vea empañado por cargas económicas mal manejadas. La buena administración también es una forma de adoración.
Incluye a Dios en lo que queda del año
No planifiques lo que resta del año como si Dios fuera un espectador. Pregúntale: ¿Qué esperas de mí en estos meses? ¿Qué quieres que suelte? ¿Qué debo priorizar? Como dijo Santiago: “Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello” (Santiago 4:15). Que tus decisiones, metas y esfuerzos sean dirigidos por el Espíritu Santo.
Rompe con el orgullo que impide relaciones sanas
No permitas que el orgullo te robe oportunidades de restauración. A veces la única cosa que impide la paz es un “lo siento” o un “te perdono”. No cargues con una batalla que puedes cerrar con humildad. Aprende de David: prefirió caer en manos del Dios misericordioso que en las manos del hombre orgulloso.
Este es tu tiempo para reiniciar
Aprovecha lo que queda del 2025 para caminar ligero, con propósito, con fe renovada. Que cada mes que queda sea una oportunidad para honrar a Dios con tu vida, tu familia, tus decisiones. Y si has visto su fidelidad, como en el caso de tu hijo, ¡celebra! Esas son las señales de que Dios está en medio de todo.
Recuerda: lo importante no es cómo comenzamos el año, sino cómo lo terminamos. ¡Y aún hay tiempo para terminar bien!