Al principio la tierra estaba desordenada y vacía, pero la Palabra declara que el Espíritu de Dios se movía sobre este caos hasta crear lo que vemos hoy. De aquí podríamos sacar varias conclusiones, pero la primera y más importante es que cuando estamos en las manos de Dios, el caos es el preámbulo de una obra maravillosa que el Creador va a hacer.
Por tanto cuando veamos llegar el caos a nuestras vidas debemos poner en práctica algunos principios esenciales si queremos salir victoriosos. En primer lugar debemos entender que la presencia del caos no significa la ausencia del Padre celestial o que Él no se está moviendo, pues no siempre se manifestará del mismo modo. Dios es soberano y actúa de manera que a veces no podremos entender, pero si confiar en que a Su manera es mejor.
Aunque veamos llegar el caos debemos estar seguros de que el mismo no detendrá el propósito de Dios. Es tiempo de ejercitar la fe y la paciencia con nuestros ojos puestos en Jesús. Si lo que está causando caos en nuestras vidas es una enfermedad recordemos que Dios sana, que si es una situación financiera recordemos que Él provee, y si es una situación emocional tengamos presente que Él levanta, libera y restaura.
