El Salmo 119 1-8- nos recuerda que hay una verdadera bienaventuranza para quienes siguen la ley de Dios y buscan Sus testimonios con todo el corazón.
1-2-3 El Ideal de Dios
Bienaventurados los perfectos de camino, los que andan en la ley de Jehová.
Bienaventurados los que guardan sus testimonios, y con todo el corazón le buscan.
El pastor Pepe Mendoza, en su sermón.Caminando hacia el Ideal de Dios, nos explicó que el camino que agrada a Dios es limpio, firme y sin distracciones. No se trata solo de cumplir reglas, sino de buscarle con sinceridad, orar con un corazón honesto y ordenar nuestros pasos para escuchar bien Su voz.
4 – El punto de cambio
Tú encargaste que sean muy guardados tus mandamientos.
Este versículo es como una bisagra: Dios nos llama a guardar Sus mandamientos con orden y diligencia para alcanzar su ideal.
5-6 El anhelo del salmista
¡Ojalá fuesen ordenados mis caminos para guardar tus estatutos!
Cuando vivimos así, no seremos avergonzados al considerar nuestros caminos delante de Dios. La obediencia genuina trae paz y honra espiritual.
7 – Honestidad en la alabanza
Te alabaré con rectitud de corazón, cuando aprendas tus justos juicios.
Aquí el salmista declara que la alabanza verdadera nace de un corazón sin engaño. El pastor destacó que hoy la iglesia necesita recuperar la honestidad en su vida espiritual.
8 – Un compromiso humilde
Tus estatutos guardaré; no me dejes enteramente.
El salmista reconoce que es un aprendiz y que necesita la ayuda de Dios para obedecer. Con humildad, se compromete a caminar en Sus mandamientos.
Conclusión del extracto de su mensaje.
El pastor nos recordó que el ideal de Dios tiene dos líneas:
- Los que andan bendecidos porque meditan en Su Palabra y guardan su corazón.
- Los que, aunque aprendiendo, guardan Sus mandamientos con orden y sinceridad.
Todos estamos aprendiendo, pero el llamado es claro: buscar a Dios con un corazón limpio, obediente y humilde.
Reflexión basada en la predicación del Pastor Pepe Mendoza sobre el Salmo 119:1-8. “Caminar con Dios no es llegar perfecto, es aprender a obedecer cada día con amor.
Todos estamos aprendiendo, pero cuando buscamos a Dios con un corazón limpio y sincero, Él nos conduce hacia su ideal.
