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Caminando en Fe y Discernimiento. Reflexiones Espirituales para la Vida Cristiana

La vida nueva en Cristo trasciende a todo lo que podemos comprender con nuestro entendimiento humano. El simbolismo del bautismo en el que el recién convertido es sepultado en el agua para muerte del viejo hombre y resucitado para testimonio público de conversión y arrepentimiento por fe, renaciendo a una nueva vida, es un asunto serio que la iglesia del Dios viviente debe confrontar con toda la enseñanza que lleva implícita para los creyentes.

Sólo el hombre que ha nacido de nuevo en Cristo puede irse equipando de las herramientas y recursos espirituales para disfrutar de una vida plena. Pero hay siempre un inicio en toda obra espiritual y en el caso de la salvación todo comienza con el arrepentimiento y la profesión de fe en Jesús como Salvador y Señor de la novedad de vida. Dios perdona. Spurgeon decía que Dios está más interesado en perdonar que el hombre en pecar.

El apóstol Juan escribió “…el amor de Dios se manifiesta plenamente en la vida del que obedece su palabra. (1 Jn 2.5ªNVI)). Amor pleno de Dios, plenitud en Cristo. Somos creación nueva nacida del Espíritu, hechura de Dios en Cristo. Un misterio anunciado por el profeta Ezequiel 600 años antes de la primera venida del Señor cuando dijo “Y les daré un corazón, y un espíritu nuevo pondré dentro de ellos; y quitaré el corazón de piedra de en medio de su carne, y les daré un corazón de carne “(Ez. 11.19). Dios cirujano trasplantando, quitando lo viejo, lo insensible, lo que ya estaba muerto – en delitos y pecados –y poniendo allí un corazón nuevo y un Espíritu (Santo) nuevo para darnos vida nueva, gozo de plenitud en Cristo, bendición que no cesa para el que rinde su vida (nueva) a la roca eterna que es nuestro Salvador.

Debemos meditar seriamente en nuestra propia experiencia de conversión, si en realidad podemos dar fe (a Dios en primer lugar) de que hemos nacido de nuevo en Cristo. La vida plena en Cristo es sinónimo de riqueza espiritual, es un estilo de vida empoderado por la sangre de Cristo que descansa sobre la esperanza en la segunda venida del príncipe de los pastores.

Mi oración es que tu vida sea bendecida con la plenitud de Cristo. Eres nueva criatura, no una criatura “mejorada”, tienes corazón nuevo y Espíritu nuevo. La abundancia de nuestra vida es el propio Cristo. Que podamos decir como Pablo “… y ya no vivo yo – el viejo hombre muerto en delitos y pecados – mas vive Cristo en mí.” (Gálatas 5.20)

¡Dios te bendiga!

Fuente:
Jesús Zamora Vargas

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