Muchos, en diferentes países, hemos estado pasando por situaciones económicas difíciles. Puede que parecer imposible para algunos salir del problema, de la escasez, de la pobreza, cuando están viendo situaciones tan difíciles. En Puerto Rico, lo pasamos luego del embate del huracán María, por ejemplo. Y el peligro más grande de situaciones como estas, es cuando permitimos que la escasez circunstancial que vivimos en nuestro entorno, se meta en nuestro interior, marcando nuestros corazones, llegando a pensar que ese es el futuro que vamos a tener para el resto de nuestras vidas, de manera tal que cerramos nuestros corazones a la posibilidad de lo que Dios quiere hacer en cada uno de nosotros.
Dios es capaz de tornar toda circunstancia difícil en bendición. Creo que Dios lo va a hacer por Venezuela, por Puerto Rico, por tu país. Puede que tome unos años más, pero vamos a salir, nos vamos a levantar. Lo que tenemos que evitar es que nuestro corazón se dañe y acepte la condición temporera como una permanente. Pero, ¿cómo comenzar a vivir en libertad económica en un tiempo de crisis? Hay que hacer ajustes, pero no podemos permitir que esto mate el deseo de prosperar, de progresar. Algunos lo han vivido por más tiempo, pero aún tú que has vivido esas épocas por más tiempo, tienes que tener esperanza, sabiendo que Dios puede y va a hacer todo para que tu circunstancia comience a cambiar. Pero, ¿de qué serviría que tu circunstancia cambie, pero tu corazón permanezca atado y paralizado por eso que has estado viviendo?
Mientras vivimos en circunstancias como estas, podemos cometer el error de equivocarnos y pensar que Dios no es real, que se ha olvidado de nosotros. Quisiéramos que las cosas se resuelvan de un día para otro, que todo cambie en instantes. Y hay milagros que Dios hace instantáneamente, pero hay otros que requieren de tiempo, de procesos, de decisiones que se tienen que revertir. La decisión negativa de Adán de haber pecado, le tomó al Señor más de cuatro mil años el poder revertirla. La decisión del primer Adán, se revierte con la decisión del último Adán: Jesús. Pero toma cuatro mil años al Señor el poder preparar la gente, la fe, para poder traer a Jesús. A veces, en momentos difíciles, cuestionamos por qué Dios no cambia las cosas de hoy para hoy; La verdad es que, muchas veces, las decisiones de hombres y mujeres llenan de circunstancias y situaciones difíciles a nuestros países. Pero el Dios al que servimos es fiel y verdadero, y nosotros tenemos que permanecer siendo diligentes a su palabra.
Tu fe se demuestra cuando, en medio de las peores circunstancias, de los momentos duros, sigues diligentemente buscando la voz de Dios.
“Acontecerá que si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, para guardar y poner por obra todos sus mandamientos que yo te prescribo hoy, también Jehová tu Dios te exaltará sobre todas las naciones de la tierra. 2 Y vendrán sobre ti todas estas bendiciones, y te alcanzarán, si oyeres la voz de Jehová tu Dios.” Deuteronomio 28:1-2
Es poderoso cuando tú entiendes que, en medio de tus circunstancias difíciles, tienes que aprender a buscarlo a Él, diligentemente. En nuestro ministerio, nos hemos mantenido ayudando, no tan solo con oración, sino con nuestras ofrendas, bendiciendo a algunos ministerios; ¡Ojalá pudiéramos ayudar a más! Pero una de las cosas que más nos ha causado dolor, ha sido ver y escuchar que hay quienes, en medio de sus circunstancias difíciles, han cuestionado el amor de Dios, la existencia de Dios, el cuidado de Dios. Sabemos lo complicado y desesperante que puede ser, pero tú tienes que tener algo seguro: Dios es real, Dios existe, está presto para ayudarte; Y tu tarea como creyente es que, en medio de todo, sin importar lo que ocurra, tú le vas a buscar diligentemente; Y Él se va a encargar de traer su bendición de alguna manera u otra.
En los momentos que vivimos en Puerto Rico, la meta siempre fue la misma: De alguna manera u otra, nuestra fe tenía que mantenerse enfocada en el Dios Todopoderoso, y hacia lo que Él quería hacer con nosotros y a través de nosotros. Cuando, en medio de tus circunstancias, tú le buscas a Él, su bendición comienza a manifestarse. A veces, de forma simple, sencilla, pero es la demostración de la mano de Dios.
Puede que estés viviendo momentos muy duros, pero el buscar a Dios, el obedecer su palabra, hará que Dios se mueva a favor tuyo, y pequeños milagros comenzarán a ocurrir. No permitas que la circunstancia de pobreza, de escasez, te haga ceder en tu relación con Dios. Síguele, persíguele diligentemente, búscale de todo corazón. Él enviará su bendición, que vendrá envuelta en pequeños detalles. Pronto verás su mano poderosa, y verás cosas más grandes de las que jamás habías pensado. Si no te rindes y sigues buscándole a Él, persiguiéndole, si en medio de tus circunstancias decides que tu amor por Él seguirá siendo el mismo, y le buscas, guardas sus mandamientos, vives en su palabra, Él se encargará de enviar su bendición sobre tu vida.
Las circunstancias de tu país, de tu entorno, van a cambiar. Quizás tomará todavía un tiempo más, pero Dios las puede transformar. Mientras tanto, persíguele, sírvele, búscale diligentemente, y Él hará que su bendición llegue sobre ti.