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Atribulados, Más No Angustiados

Pero tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la excelencia del poder sea de Dios, y no de nosotros,” 2 Corintios 4:7

Es poderoso entender que, muchas veces, las cosas más valiosas están encerradas en cosas frágiles. El vaso más valioso es el más frágil. Lo mismo pasa con el ser humano. Siendo nosotros frágiles, fácilmente quebrantados, Dios ha decidido poner en nuestras vidas, el Espíritu Santo. Pero Pablo hace una aclaración:

“8 que estamos atribulados en todo, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados; 9 perseguidos, mas no desamparados; derribados, pero no destruidos;” 2 Corintios 4:8-9

Pablo establece una diferencia. Una cosa es estar atribulados, en apuros, perseguidos, derribados; otra, estar angustiados, desesperados, desamparados, destruidos. Estar en el primer grupo no es malo, no es no ser cristiano; todos, como creyentes, algún día estaremos en ese grupo; pero ese segundo grupo es una decisión. Puedes estar atribulado, en tribulación, pero angustiarte es una decisión. Nadie escoge estar atribulado, pero sí puedes escoger si te angustias. Así que estar en ese segundo grupo no depende de las circunstancias, sino siempre de tus decisiones, basado en tu vida. Tú no puedes evitar entrar en el primer grupo, pero puedes tomar la decisión de caer en el segundo. Estar en apuros, por ejemplo, es no tener recursos; y hay quien, teniendo trabajo, está desesperado; así que no son las circunstancias las que te llevan a estar desesperado, sino tus decisiones. Y lamentablemente, cuando la gente no entiende esto se vuelven víctimas de las circunstancias y de las dificultades, y comienzan a tomar decisiones erradas en vez de vivir por fe.

Lo que hace que tú estés atribulado pero no angustiado es tu decisión de vivir bajo una fe que está basada en revelación. Tú no vives angustiado aunque estés atribulado, cuando la fe que tienes no depende de un positivismo falso o imaginario, sino de una revelación de Dios a tu vida.

El ser humano tiene muchas características iguales que los animales, y somos producto también de un producto evolutivo; no que hayamos salido del mono, sino que hemos evolucionado como sociedad, y muchas de nuestras actitudes, acciones, paradigmas son basados en la trayectoria de la historia de cada país, que es un proceso evolutivo a través de los tiempos. Así que hay cosas físicas, emocionales y espirituales que son resultados de la evolución de una sociedad. Pero hay una gran diferencia entre los animales y los humanos. Los humanos escogen la manera de comportarse basado en sus circunstancias, y un animal no puede hacer eso. Por ejemplo, el perro es perro dondequiera que lo pongan; esté en el país que esté, el ladrido es el mismo. Instintivamente, el perro va a ser perro lo pongan donde lo pongan; el gato, igual. El humano no es así. Por eso, el humano, aunque nace con instintos animales de sobrevivencia, nacemos también con una página en blanco. Eres producto no de instintos, sino de tu formación y de lo que ves que otros hacen. Por lo tanto, tienes que ver para aprender cómo reaccionar a tus circunstancias.

Las crisis, el quedar en cero, te da la oportunidad de tener una vez más una página en blanco. Te da la oportunidad de tomar nuevas decisiones para el mañana. Puedes atreverte a tomar decisiones que te lleven a tener aquello que no te atrevías porque estabas demasiado cómodo con lo que tenías. Es una oportunidad de una página en blanco y te toca a ti decidir hacia dónde vas, a dónde te mueves, y no ser víctima de las circunstancias del pasado y del ayer, sino hoy moverte a una nueva dimensión.

Por supuesto, puedes moverte por instintos, que son necesarios para ciertas cosas. Hay cosas que tú tienes que saber para darte la oportunidad de tú tener una experiencia con Dios. Si tú tuvieras que pensar para respirar, no tendrías espacio para otras experiencias. Dios pone esa parte instintiva para que puedas disfrutar de otras cosas. El ayuno, por ejemplo, no es una dieta, sino una decisión que tú tomas de pensar en Dios en lugar de pensar en aquello que comerías, para darle espacio a Dios a que te hable.

Mientras estás atribulado, lo que debes estar pensando es que esto es tan solo por un tiempo, que algo nuevo Dios va a hacer. Dios va a traer cosas nuevas a tu vida. No te amarres al pasado para tratar de solucionar algo que es temporero. Créele a Dios que hay algo nuevo, algo mejor. Espera algo más grande de parte de Dios para tu vida. Tu fe va a traer revelación de lo nuevo que Dios tiene para tu vida.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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