La Asociación de Iglesias Jesucristo Fuente de Amor, bajo la dirección del Obispo Luis Alberto Reyes, celebró su XXXV Convención Nacional, en la que emitió una proclama a favor de la paz, la justicia, el orden social y el retorno a los valores bíblicos como base para transformar la nación.
Durante el evento, el Consejo de Ministros y Pastores hizo un llamado a las autoridades a fortalecer la lucha contra la delincuencia, el crimen organizado y la violencia social, mediante servicios de inteligencia preventiva y una aplicación de la ley sin distinción de personas.
Expresaron su preocupación por el aumento de la violencia contra la mujer y exigieron políticas públicas de prevención, justicia efectiva y sanciones ejemplares para los agresores. Señalaron que más allá de las leyes, es urgente trabajar por la restauración del corazón humano, a través del amor y el perdón que solo Cristo ofrece.
En cuanto al Código Penal que se estudia en el Congreso Nacional, el Obispo Luis Alberto Reyes reafirmó su posición a favor de una aprobación que excluya las tres causales. Consideró que esta decisión fortalece la institucionalidad y reafirma el respeto por la vida desde la concepción.
Sobre la situación migratoria, los pastores exhortaron a aplicar con firmeza la Ley 285-04, pero siempre con respeto a la dignidad humana. Propusieron reforzar la frontera y fomentar el desarrollo económico en esas zonas, al tiempo que rechazaron críticas externas que, según afirmaron, no reflejan la realidad ni los esfuerzos del país.
También se dirigieron al Instituto Nacional de Tránsito y Transporte Terrestre (Intrant), pidiendo una aplicación rigurosa de la ley para reducir accidentes, regular la conducta de los conductores y prevenir el manejo bajo efectos de alcohol o drogas.
El Consejo Pastoral incluyó en su declaración un llamado a apoyar a los sectores más vulnerables, entre ellos jóvenes desempleados, envejecientes, personas con discapacidad, niños de la calle y madres solteras. Asimismo, recomendaron revisar los costos de producción y comercialización para facilitar el acceso de la población a productos básicos a precios justos.
La proclama concluyó con un llamado a toda la sociedad dominicana:
“Hacemos un llamado a retornar a los valores bíblicos: verdad, justicia, respeto, honestidad, paz y amor. Exhortamos a un esfuerzo conjunto para levantar la nación sobre fundamentos morales y espirituales”.
El evento contó con la participación de delegaciones de distintas regiones del país y fue acompañado de momentos de adoración, oración intercesora, ministración de la Palabra y un fuerte énfasis en el compromiso social de la Iglesia. Las cuatro jornadas estuvieron marcadas por un ambiente de unidad, reflexión y fe en el poder transformador del Evangelio.
