Para vivir la vida que Dios quiere que tú vivas, es importante que aumentes tu capacidad de tomar riesgos. Tu nivel de fe se refleja en el grado de incertidumbre que tú estés dispuesto a manejar. La persona que quiere todas las cosas seguras, firmes en su vida, claras, estables, no necesita ejercer fe. El camino de fe no lo conoce todo, pero cree que todo es posible, sabe que Dios va a obrar a favor suyo, que Dios tiene cuidado de nosotros; por lo tanto, se atreve a tomar riesgos. No se puede prosperar sin tomar riesgos, y la fe nos permite tomar riesgos.
Quizás tú estás limitado, detenido, no te has atrevido a hacer ciertas movidas, cosas que Dios te ha pedido que tú hagas, única y exclusivamente por el riesgo que representan. Quieres una base de seguridad para, entonces, atreverte; pero tú no te puedes robar la segunda base, con el pie en la primera; tienes que despegarte de esa seguridad y arriesgarte para poder llegar más lejos.
Una de las demostraciones de tu fe es arriesgarte, creyendo que lo que Dios va a hacer es grande y permanente. Tienes que atreverte a tomar riesgos en tu vida, riesgos por fe; creerle a Dios, actuar y caminar a pesar de la incertidumbre a tu alrededor, porque sabes que Dios te va a prosperar, que Él te va a bendecir.
En Marcos 10, vemos el momento en que el ciego Bartimeo clama a Jesús por sanidad:
“49 Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarle; y llamaron al ciego, diciéndole: Ten confianza; levántate, te llama. 50 El entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús.” Marcos 10:49
Bartimeo arroja su capa, y llega delante de Jesús; arroja su capa, pero sigue ciego. Él no recibe el milagro hasta que se acerca a Jesús y habla con él; pero, antes de acercarse a Jesús, dejó su capa. ¿Qué es lo importante de esto? Se nos dice que esto era un ciego que mendigaba. En aquellos tiempos, la gente pagaba un impuesto para mendigar; por lo tanto, Bartimeo había comprado aquella capa, había pagado los impuestos para poder sentarse junto al camino y pedir dinero. Cuando Jesús llama a Bartimeo, la primera acción de fe de él fue arrojar la capa, queriendo decir: Yo voy a buscar mi dinero; no vuelvo a este lugar, al lado del camino; no vuelvo a mendigar. ¿Qué hubiera hecho gente que no quiere arriesgarse? Hubieran ido donde Jesús con la capa en la mano, por si el milagro no se daba. Bartimeo soltó la capa en un acto de fe, diciendo: Jamás volveré a mendigar, a depender económicamente de esa capa que me hace mendigo; voy a ser sano.
Tú necesitas arrojar tu capa. Hay cosas de las que tú has estado dependiendo, en vez de estar dependiendo de Dios. Hoy, el mensaje de Dios para tu vida es: Ten confianza; levántate, te llama. Atrévete a salir, a decir: Me voy a levantar.
Vive por la seguridad de que Dios va a hacer tu milagro. No vuelvas a depender de las cosas de tu pasado. Atrévete a arriesgar, a creerle a Dios que Él va a hacer algo sobrenatural en tu vida. Hoy te exhortamos, como exhortaba la gente a Bartimeo: Ten confianza; levántate, te llama. Arroja tu capa. Lo que Dios va a hacer en tu vida va a ser tan grande, que jamás volverás al mismo lugar donde estabas.
Bartimeo, con aquella acción de arrojar la capa, estaba diciendo: Jamás vuelvo a estar aquí al lado del camino, junto al camino, al lado del camino. Declara hoy que arrojas tu capa; ve con confianza, delante del Señor; arriésgate. Bartimeo iba ciego; arrojó la capa, y seguía ciego; pero él decía: Cuando llegue allí, voy a quedar sano, y jamás vuelvo a este lugar.
Créele a Dios por tu milagro; arroja, creyendo que Dios va a hacer una obra milagrosa en tu vida. Bartimeo recibió la sanidad, no en el instante en que lanzó la capa; la capa era demostración del riesgo que él estaba dispuesto a tomar para alcanzar el milagro. Cuando estás dispuesto a arriesgar, demuestras que confías en que eso no es lo único que Dios te va a dar, en que Dios te va a sacar de ese lugar, y te mueves hacia el futuro que Dios tiene para ti.