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Arrepentimiento

Hoy quisiera compartir con ustedes mis pensamientos sobre el arrepentimiento, un tema que nos afecta a todos y que es crucial en nuestra vida espiritual.

Permítanme comenzar con una anécdota que nos hable del arrepentimiento. Había un hombre llamado Mario, quien a pesar de ser un fiel creyente, un día cayó en la trampa de la envidia y el rencor hacia un compañero de trabajo.

Durante meses, dejó que estos sentimientos oscurecieran su corazón, hasta que un día, en una conversación con un buen amigo, comprendió el daño que estaba causándose a sí mismo y a su relación con Dios. Mario decidió arrepentirse y pedir perdón, tanto a Dios como a su compañero de trabajo, lo que le permitió sanar y renovar su fe.

El arrepentimiento
Jesús nos enseña en Marcos 1:15: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos y creed en el evangelio“. Aquí vemos la importancia del arrepentimiento en nuestro camino hacia el reino de Dios. Pero, ¿qué implica realmente el arrepentimiento?

Hermanos, arrepentirse no es solo lamentarse por nuestros pecados. Es mucho más que eso. El verdadero arrepentimiento implica reconocer nuestras fallas, cambiar el rumbo de nuestra vida y alejarnos del pecado en busca de la guía de Dios. Como se nos recuerda en Hechos 3:19: “Arrepentíos, pues, y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados; para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio“.

Es cierto que todos somos pecadores y cometemos errores, pero el arrepentimiento es un proceso continuo en nuestra vida cristiana. Hay un dicho que me gusta mucho: “errar es humano, pero levantarse es divino”. Así que nunca olvidemos que siempre podemos recurrir a Dios en busca de perdón y redención, como nos enseña 1 Juan 1:9: “Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad“.

Entonces, queridos amigos, el arrepentimiento es el primer paso hacia la redención y la vida eterna en Cristo. Recordemos lo que dice 2 Pedro 3:9: “El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento“.

Conclusión
Así que, hermanos y hermanas, si aún no han dado ese paso, los animo a arrepentirse y acercarse a Dios. Y si ya lo han hecho, sigan perseverando en el arrepentimiento y en la fe. ¡Que Dios los bendiga a todos!

Fuente:
Pedro Blanco | Central de Sermones

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