El próximo 25 de octubre, 40 millones de argentinos, repartidos en unos 2.5 millones de kilómetros, votarán a nivel municipal, congresual y presidencial sus autoridades por los próximos 4 años, y que serán juramentadas en enero de 2016.
Atrás, por veda legal y falta de apoyo, quedó el proyecto continuista de Cristina Fernández, quien aspiraba a tener un nuevo período en la Casa Rosada y en la residencia presidencial de Olivos. Tras auscultar sus diversas opciones, elige a Daniel Osvaldo Scioli para que sea su candidato. Esta elección fue forzada. Scioli, rico, ex deportista, era Gobernador de la Provincia de Buenos Aires y los Kirchner siempre lo vieron con ojeriza, pero al caerse sus distintos candidatos, que tenían una tasa de rechazo espantosamente alta, ella tuvo que pedirle que asumiese la candidatura.
Los ultra-K, es decir los radicales de Cristina lo ven como una presidencia de transición para el retorno de Cristina en el 2019. Pero Scioli, es una incógnita terrible para el cristinismo. Es una esfinge. Todo insulto y vejación, hasta de parte de la señora Presidenta, la ha soportado con estoicismo, y por ello muchos esperan que si ocupa el sillón de Rivadavia destruya políticamente a los Kirchner y ajuste cuentas de todo el mal recibido, pero eso sólo lo determinará el tiempo. Su reto es ganar en primera vuelta, que esto se logra con el 45% de los votos o con 40% y diferencia de 10%.
Del mismo peronismo, Felipe Massa, ex Intendente de Tigre, uno de los municipios más pujantes y bellos de la Provincia Buenos Aires, también se presenta como candidato. Fue jefe del gabinete de ministros y ha recogido a todos los peronistas que no soportan a los Kirchner, pero tiene mucha debilidad en Capital Federal y provincias claves como Córdoba. Todo indica que hará una labor destacada de un 20-25% pero no pasará a la segunda vuelta.
En una alianza en que confluye la derecha, la Unión Cívica Radical, peronistas disidentes y ruralistas, que es el espacio Cambiemos, el candidato es Mauricio Macri. Mauricio Macri ha sido Jefe de Gobierno Porteño por 8 años y la cabeza más visible del PRO (Propuesta Republicana) un partido de derecha que ha trascendido el ámbito de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y gracias a su alianza con la Unión Cívica Radical tienen presencia en las 23 provincias de Argentina. Su reto es forzar una segunda vuelta y ganar en ese ballotage.
No sé quien ganará estos comicios, donde no se augura una mayoría clara, pero habrá otra Argentina. Scioli no tiene el estilo de Cristina, y mucho menos sus opositores. Se verá una nación más abierta a la inversión y con un control más estricto de la inflación, con menos confrontaciones sin sentido con vecinos del Mercosur, y un período donde no existan tantas agresiones gratuitas entre todos, sino que finalmente construyan esa sociedad inclusiva y bien gobernada que merecen los argentinos.
Invito a cada uno de esos hermanos de ese país que fue mi residencia por año y medio que vote y que piense que patria desea legarle a sus hijos. Estas elecciones son una oportunidad de legar a esas próximas elecciones una Argentina mejor y sé que ello puede transmitirse a los demás países de la región, donde 400 millones de seres humanos luchan, trabajan y sueñan por un mañana promisorio agarrados de la fe y el esfuerzo.