Y cuando oyó que era Jesús el Nazareno, comenzó a gritar y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ¡ten misericordia de mí! Y muchos lo reprendían para que se callara, pero él gritaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! Y Jesús se detuvo y dijo: Llamadle. Y llamaron al ciego, diciéndole: ¡Anímate! Levántate, que te llama. Marcos 10:47-49
Esta madrugada mientras dormía resonaba en mi mente “JESUS TEN MISERICORDIA DE MI”. Me levanté a leer nuevamente la historia de Bartimeo para recibir más de lo que el Señor quería mostrarme. Aunque era conocido como el ciego Bartimeo, la ceguera con la cual nació era física más no espiritual. Sin duda había oído hablar de los grandes milagros de Jesús. Tan pronto como escuchó que Jesús venía entre una gran multitud, se atrevió a pedir lo que necesitaba gritando a voz en cuello “JESUS TEN MISERICORDIA DE MI”. Todos los que estaban a su alrededor lo reprendieron como si él no mereciera su milagro, le ordenan callar, pero la fe de Bartimeo grita más fuerte que las voces a su alrededor y esta vez grita más fuerte “HIJO DE DAVID, TEN MISERICORDIA DE MI”
Para Bartimeo, Jesús es quien prometió que abriría los ojos de los ciegos y liberaría a los que estaban sentados en la oscuridad (Isaías 42: 6b-7). Él es la promesa de Dios a Su pueblo. Es la promesa de Dios a Bartimeo. Y Bartimeo se atreve a creerlo, él es un ejemplo clave que la fe es la certeza de lo que no se ve (Hebreos 11:1, 2 Corintios 5:7). Su fe es audaz, la fe que arrebata (Mateo 11:12) Fue su fe y su grito persistente lo que finalmente conmovió a Jesús que respondió: “LLAMENLO”. En ese momento las voces cambiaron. En lugar de “siéntate y cállate”, comenzaron a decir: “¡Anímate! ¡levántate! ¡Él te está llamando!”.
Jesús quiere que hoy que superes tus limitaciones y clames a El. El quiere que pongas tu mirada en el Autor y Consumador de tu fe para que lo veas como sanador, libertador, salvador, proveedor. El quiere que renueves tu mente y dejes la mentalidad de “VICTIMA”. Las circunstancias de tu vida no dictan tu final. Bartimeo supo que ser ciego no era su final y creyó por su milagro. En respuesta a su fe Jesús le dijo. ¿QUE QUIERES QUE HAGA POR TI? Bartimeo simplemente le pide a su Maestro recobrar la vista. Jesús invita a Bartimeo a venir hacia El, porque su fe lo ha sanado. La fe de Bartimeo en Jesús, su Maestro, le da la vista, y aunque Jesús le pide que se vaya, él en cambio decide seguir a Jesús.
Marcos 10:52 Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha sanado. Y al instante recobró la vista, y le seguía por el camino.
Si no tienes fe para una situación, da un paso hacia atrás y descubre qué está bloqueando tu fe. Si no lo sabes, pídele a Dios que te lo muestre. Intenta hacer declaraciones de la Palabra de Dios llenas de fe sobre tu situación. Si no sabes cómo resolver eso, pregúntale a Dios qué quiere El hacer en esa situación, o intenta pensar en ello desde la perspectiva del Reino. Entendiendo que tus palabras pueden dar vida a los milagros, elije hablar palabras de vida en lugar de duda arraigada en el temor. Tu confianza y fe en Su bondad serán recompensadas.
Lucas 11:9-10 Así que les digo, sigan pidiendo y recibirán lo que piden; sigan buscando y encontrarán; sigan llamando, y la puerta se les abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta.
Santiago 1:6-7-8 Pero que pida con fe, sin dudar, porque quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a recibir cosa alguna del Señor; es indeciso e inconstante en todo lo que hace.
Con amor y oraciones,