HERMOSURA DE AMORES
El sabio Salomón, cuyo nombre significa pacífico, escribió mil cinco cantares (1R. 4:32), de gran inspiración y belleza; pero el más sublime de ellos fue el Cantar de los Cantares, el cual se desarrolla en un interacción de declaraciones amorosas entre el amado y la amada, que progresivamente va subiendo el termómetro de los afectos y la intensidad de profundos sentimientos de los enamorados. Para él, la Sulamita es su morena amada, la única y perfecta, su paloma, la única de su madre, la escogida de quien la dio a luz. Los jóvenes la vieron y la llamaron “bienaventurada”, la alabaron las reinas y las concubinas (Cnt. 6:9), y ella lo describe diciendo “Mi amado es blanco y sonrosado, distinguido entre diez mil; su cabeza es oro fino; sus cabellos crespos, negros como el cuervo. Sus ojos, palomas que junto a los arroyos de aguas se bañan en leche, están a la perfección colocados. Sus mejillas, eras perfumadas con especias aromáticas, son como fragantes flores; sus labios, lirios que destilan mirra… Su paladar, dulcísimo, y todo en él codiciable. ¡Tal es mi amado, tal es mi amigo, hijas de Jerusalén!”rica asi como un contenido espiritual, comprende en un ctilam mirra…oro fino; sus cabellos crespos, negros como el cuervo. sus (Cnt. 5:10-13 y 16).
El Cantar de los Cantares tiene una base histórica, así como un contenido espiritual. Comprende en un conjunto de cánticos primaverales de poesía, en prosa arrítmica y de cambios bruscos, que proclaman con sublimidad encantadora los amores esponsales de un soberano con su amada. El contenido espiritual descansa en la descripción alegórica de la unión matrimonial de Yaweh e Israel, y de Cristo y la Iglesia. El devenir de los canticos se desarrolla en torno a una relación de profunda intimidad entre el Rey de paz y su amada, que alude también a Cristo y el creyente de manera personal.
La comunión con el Señor en lo recóndito y secreto del corazón es algo muy sagrado, que solo puede ser cultivado por el creyente que vive una vida rendida a sus pies. La cultivación de esos amores llena al creyente de riqueza espiritual, inspiración, pasión y anhelos desbordantes por su presencia. Saciar la sed de disfrutar sus amores en intimidad nos lleva a una estatura espiritual de hermosura y belleza; hemos sido llamados para estar con él (Mr. 3:13).
Cantares presenta a este soberano con las riendas de un Reino de gloria y de paz, anunciando su triunfo en la cruz, su resurrección, ascensión y el sentarse a la diestra del Padre, así como su regreso a reinar. Cantares es un conjunto de cánticos, que detallan los hechos como ocurren en la realidad, en las diferentes etapas del proceso de desarrollo espiritual del creyente en su relación con el Señor Jesucristo. Proceso que va, desde los primeros pasos de ejercicio de la fe, hasta la madurez espiritual (Cnt. 8:10; Ef. 4:13 y Fil. 1:6).
AMORES DE PRIMAVERA
Habló mi amado, y me dijo: “amada mía, hermosa mía, levántate y ven. Ya ha pasado el invierno, la lluvia ha cesado y se fue; han brotado las flores en la tierra, ha venido el tiempo de la canción y se oye el arrullo de la tórtola en nuestro país. Ya la higuera ha dado su higos y las vides en cierne, su olor” ¡Amada mía, hermosa mía, levántate y ven! Paloma mía, que anidas en lo oculto de la roca, en lo escondido de escarpados parajes, muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz, porque tu voz es dulce y hermoso tu aspecto” (Cnt. 2:10-14).
El amado llama a su amada, porque el invierno de amargura y tribulaciones pasó, ha llegado la primavera que, de las cuatro estaciones, es la temporada de ensueño, el tiempo para dar oportunidad al romanticismo de los que se aman; la lluvia se ha ido y “las flores se han mostrado en la tierra, el tiempo de la canción ha venido”. Las flores son adornos de belleza, las aves son figura de la voz del cántico alegre; las aves en el cielo, las flores en la tierra. Las flores expresan arte, las aves proclaman el lenguaje universal en las notas del pentagrama. Las flores y el cántico de las aves manifiestan belleza celestial.
La resurrección del Hijo de Dios es expresada con el paso del invierno a la primavera, la estación de los amores con el Señor. La voz de la tórtola es el arrullo del Espíritu de Dios en la iglesia ministrando la vida resucitada del Señor. Cuando la primavera se constituye en tiempo de canción, el Espíritu arrulla con voz profética, dando guía y dirección a la congregación de los consagrados e inspirando esa enfermedad de amor avasallante de pasión por el amado. La amada dice: “Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si halláis a mi amado, hacedle saber que estoy enferma de amor” (Cnt. 5:8). En la higuera está el fruto y la esperanza en las vides en cierne que dan su olor. Luego, llama a la amada su paloma y a poner su vida en lo oculto de la roca, en las aberturas de la peña herida de los siglos, en lo escondido de escarpado parajes, alejada de la vida del valle. La llama a mostrar el rostro y hacerle oír su voz y la honra, diciéndole que ella es de dulce voz y hermoso aspecto. Es una palabra declaratoria de que no debemos estar a distancia de su presencia; él quiere ver el rostro de su amada y oír su voz. (Cnt. 2:14).
La estampa en los amores de cantares es el lenguaje refrescante de la primavera. En el recorrido por estos cánticos de poesías del Reino están presentes las flores de Alheña, las viñas de Engadi, la rosa de Sarón, el lirio de los valles, el manzano, árboles silvestres, las flores, el arrullo de la tórtola, la higuera y los higos, las vides en cierne han dado su olor, gajos de granada, mirra e incienso, fragancia del Líbano, renuevos de granados y racimos de vid. Azafrán, caña aromática y canela, áloes, manantial de los jardines, pozo de aguas vivas que descienden del Líbano, huertos de los nogales, brote de las vides, florecimiento de los granados, montón de trigo, las mandrágoras exhalan su aroma, deliciosas frutas frescas y secas, vino aromado con licor de mis granadas y montañas llenas de aromas.
ETAPAS DE LA AMADA EN AMORES DE PRIMAVERA
1ra. Hambre de sus Amores. ¡Ah, si me besaras con besos de tu boca! Porque mejores son tus amores que el vino (Cnt. 1:2). La amada desea ser besada por él, porque lo ama. Se ha sentido profundamente atraída y prefiere sus amores en intimidad más que el vino, que es un símbolo del placer efímero mundanal que deja el alma insatisfecha. Una mujer no anhela un beso de un extraño, ni de un conocido a distancia, ni de un amigo. Solo anhela ser besada y tener intimidad con su amado. La primera señal del creyente en sus afectos de profunda pureza está plasmada en esta metáfora llena de frescura.
2da. En El Tálamo Nupcial. ¡Llévame en pos de ti!… ¡Corramos!… ¡El Rey me ha llevado a sus habitaciones! Nos gozaremos y alegraremos contigo, nos acordaremos de tus amores más que del vino. ¡Con razón te aman!… No reparéis en que soy morena, pues el sol me miró (Cnt. 1:4 y 6).
Ella anhela ser atraída por él y hasta correr en pos de su amado, para disfrutar su belleza y su gloria majestuosa. Si el Señor nos atrae por revelación de su persona a nuestros corazones, es fácil seguirle. Por la relación cercana con el rey, la amada es llevada al Tálamo Nupcial, lo cual expresa un lugar de acercamiento íntimo; y allí se alegra y regocija con su amado, considerando sus amores en la memoria, más placenteros que el vino. No hay una sola razón pura y verdadera para no amar al Señor. Dice que es morena, porque el sol la miró, y el moreno es símbolo de humildad, como es ahora después que fue mirada por el sol de justicia, el Mesías Rey. (Mal. 4:2). Fue llevada al Tálamo Nupcial por el amado con el propósito de revelarse a ella.
3ro. En La Sala de Banquetes. Me llevó a la sala de banquetes y tendió sobre mi la bandera de su amor (Cnt. 2:4). Sala de banquetes es lo mismo que casa del banquete, y en el hebreo clásico puede traducirse “casa del vino”. Alude a un lugar de gozo y delicias: ha sido llevada allí por el Rey, para que disfrute el gozo de su presencia. La bandera de su amor: la primera virtud eterna es el amor. La insignia que identifica el Rey y el Reino, al ponerla en ella, establece el distintivo de su carácter, para que también el creyente todo lo que haga sea por amor, y el derroche de intimidad se fundamente en el amor más sublime y transparente, el amor ágape.
4to. El Cortejo De Bodas
Ella queda embriagada de amor al ver el palanquín donde es llevado el rey por sus siervos, rodeado por sesenta valientes de entre los fuertes de Israel, todos ciñen espada y son diestros en la guerra; cada uno lleva espada al cinto, por los peligros de la noche. Ella describe la carroza de su amado y llama a las hijas de Sión a salir y ver al Rey con la corona que le ciñó su madre el día de su boda, el día del gozo de su corazón (Cnt. 3:6-11). Es el cortejo de boda del Señor con su novia, la iglesia que el redimió con su sangre purísima.
5to. En El Jardín De Los Enamorados
La amada describe a su amado cuando las coristas de Jerusalén le preguntan ¿Qué es tu amado más que otro amado, tú, la más hermosa entre las mujeres? ¿Qué es tu amado más que otro amado, para que así nos conjures? (Cnt. 5:9). Ella lo conoce y produce un detalle de hermosura de su amado, en poesía del reino (Cnt. 5:10-16). Luego es el amado quien la describe con sublime belleza (Cnt. 6:4-9 y 7:1-8). Es el más cultivado de los romances ,que alude a los amores de intimidad del Señor y el creyente consagrado.
6to. Viviendo La Estatura Del Amor
La amada ha crecido hasta alcanzar la virtud mayor de los amores de primavera; ella dice al amado: “Ponme como un sello sobre tu corazón, como una marca sobre tu brazo; Porque fuerte es como la muerte el amor; Duros como el Seol los celos; Sus brasas, brasas de fuego, potente llama. Las muchas aguas no podrán pagar el amor, ni lo ahogarán los ríos”. (Cnt. 8:6-7). Son amores eternos que no podrán ser apagados por ninguna circunstancia en esta vida, los amores de primavera con el Señor son amores imprescindibles.
REFLEXIÓN FINAL
Crecer de la A a la Z, en los amores de primavera, es el llamado del Espíritu, a fin de cultivar la intimidad con el Señor en la cámara secreta, sentados a su mesa en la casa del banquete, para comer pan de noble y disfrutar de su presencia. El llamado es a enamorarnos más del soberano que, en su palanquín, es rodeado por los valientes de su pueblo, a describir su hermosura majestuosa en el jardín de los enamorados. A cultivar la intimidad con el amado, en procura de alcanzar la estatura del amor, la virtud eterna. En el lenguaje de primavera, en Cantares, somos desafiados a perseguir una intimidad de cercanía con el Señor. Ojalá que todos los que amamos al Señor con pasión y profunda vehemencia, cultivemos ese nivel de espiritualidad verdadera. ¡Dios te bendiga!