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Amor desequilibrado

 “Cuando Amán entró, el rey le preguntó: ¿Qué se debe hacer para el hombre a quien el rey quiere honrar? Y Amán se dijo: ¿A quién desearía el rey honrar más que a mí?” Ester 6:6 (LBLA)

Amán tenía un amor excesivo por él mismo, tenía un concepto de sí mayor de lo que debía, él no veía el orgullo y la maldad de su corazón y eso fue lo que finalmente lo llevó a condenación. Cómo nos vemos y cómo vemos a los demás son indicadores del estado de nuestro corazón. Es curioso que este versículo esté ubicado en 6:6, número relacionado con hombre, como confirmando el peligro de centrarnos en nosotros mismos. Detengámonos a pensar qué cosas queremos para nosotros, de qué cosas nos sentimos merecedores. Sin embargo, la verdad es que solo merecíamos la condenación eterna, pues no hay nadie justo, solo Cristo, y a pesar de nuestra condición, Él tomó nuestro castigo sobre Sí para darnos lo mejor, ¡Vida Eterna! Demos gracias por ello y pidamos ser limpiados de ese orgullo que quiere hacernos reclamar derechos, de buscar lo mejor para nosotros y lo peor para los demás. Tal vez los demás reciban lo que creo que yo merezco y yo reciba el mal que deseo a otros. No olvidemos que finalmente segaré lo que siembre. Pidamos al Señor amarnos de manera equilibrada.

Oración
Papito de los cielos, te pido perdón por las veces que solo he buscado mi bienestar y reconocimiento a costa del de otras personas. Permíteme ver lo bueno que has puesto en quienes me rodean y amarlos. ¿Cómo puedo amarte y desear el mal para otros? Dame gracia para mostrar Tu amor depositado en mí, a través de las obras hacia los demás, en el nombre de Jesús. ¡Amén!

 

Fuente:
Ministerio Elim

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