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Amenazas actuales. El desafío permanente de las falsas enseñanzas

Hoy vamos a examinar las palabras del apóstol Pablo a Timoteo. Estas palabras están llenas de urgencia y desesperación, ya que Pablo sabía que se avecinaba un tiempo en el cual las personas se apartaron de la sana doctrina y seguirán maestros que les dirían lo que querían escuchar en lugar de la verdad de Dios.

Esta advertencia sigue siendo relevante para nosotros hoy, ya que también nos enfrentamos a falsas enseñanzas que desvían la atención del verdadero evangelio.

El falso evangelio se basa en enseñanzas que no se ajustan a la palabra de Dios. Uno de los engaños más comunes es la promesa de prosperidad y éxito material a aquellos que creen en sus promesas.

Estas falsas enseñanzas afirman que si tenemos suficiente fe, Dios nos bendecirá con riquezas y éxito en todas las áreas de nuestra vida. Sin embargo, la verdadera riqueza no se encuentra en las posesiones materiales, sino en Cristo y en el reino de los cielos.

La Biblia nos enseña claramente en Mateo 6:19-21: “No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón“. Jesús nos advierte sobre la temporalidad de las riquezas terrenales y nos anima a buscar tesoros eternos en el reino de Dios.

La verdadera riqueza no se trata de acumular posesiones materiales, sino de tener una relación personal con Cristo y disfrutar de las bendiciones espirituales que Él nos ofrece. Esto incluye tener paz en medio de las dificultades, experimentar la alegría de su presencia y vivir en la esperanza de la vida eterna.

Como nos recuerda 2 Corintios 8:9: “Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros con su pobreza fueseis enriquecidos“. Nuestra verdadera riqueza se encuentra en la gracia de Cristo y en las bendiciones espirituales que recibimos a través de Él.

La Biblia nos muestra ejemplos de personas fieles a Dios que experimentaron tiempos de escasez y dificultades económicas, pero encontraron consuelo y provisión en la fidelidad de Dios.

Elías: Durante un tiempo de sequía y hambruna en la tierra de Israel, Dios envió al profeta Elías al arroyo de Querit. Allí, Elías experimentó la provisión sobrenatural de Dios, ya que los cuervos le llevaban pan y carne por la mañana y por la tarde (1 Reyes 17:2-6). A pesar de las dificultades económicas y la escasez generalizada, Dios proveyó para las necesidades diarias de Elías de una manera milagrosa.

Rut: Rut era una mujer moabita que se quedó viuda y se encontró en una situación de pobreza y desamparo. Sin embargo, ella decidió seguir a su suegra Noemí y confiar en el Dios de Israel. Dios guió a Rut al campo de Booz, un pariente cercano que mostró generosidad y provisiones hacia ella y Noemí. A través de la fidelidad y obediencia de Rut, Dios proveyó y restauró su vida, llevándola a formar parte de la genealogía de Jesús (Rut 2-4).

El apóstol Pablo: Aunque no enfrentó directamente la pobreza y la escasez económica, el apóstol Pablo experimentó diversas dificultades y privaciones durante su ministerio. En Filipenses 4:11-13, él declara: “He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece“. Pablo encontró consuelo y fortaleza en la fidelidad de Dios, reconociendo que en cualquier circunstancia, Dios proveería y lo sostendría.

Estos ejemplos nos enseñan que, aunque enfrentemos tiempos de escasez económica y dificultades, podemos confiar en la fidelidad de Dios. Él es nuestro proveedor y siempre está dispuesto a cuidar de sus hijos. A través de la fe y la obediencia, podemos encontrar consuelo, provisión y esperanza en medio de las circunstancias adversas. Dios es fiel y nos guiará a través de cualquier dificultad que enfrentemos.

Dios se preocupa por todas las áreas de nuestra vida, incluyendo nuestras necesidades materiales, pero nuestra confianza debe estar en Él y no en la búsqueda desesperada de riquezas terrenales.

No permitamos que el falso evangelio nos desvíe de la verdadera riqueza que encontramos en Cristo. Busquemos tesoros eternos, cultivemos una relación íntima con nuestro Salvador y confiemos en Su provisión y cuidado en todas las áreas de nuestra vida. Que nuestra fe se arraigue en la Palabra de Dios y en Su amor incondicional. En el nombre de Jesús, amén.

Omisión De Aspectos Fundamentales
El falso evangelio omite aspectos vitales de la salvación que son fundamentales para comprender el verdadero mensaje del evangelio.

Estos aspectos vitales incluyen el arrepentimiento de pecados, la justificación por la fe y la obra expiatoria de Jesucristo en la cruz.

EL ARREPENTIMIENTO DE PECADOS ES UN LLAMADO ESENCIAL DEL EVANGELIO.
Nos insta a reconocer nuestra condición pecadora y a volverse hacia Dios en humildad y contrición. El apóstol Pablo nos dice en Romanos 3:23: “por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios“.

Todos hemos pecado y hemos fallado en cumplir con la perfección de Dios. Pero no todo termina ahí, ya que el versículo siguiente, Romanos 3:24, nos revela: “siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús“. A través del arrepentimiento, tenemos la oportunidad de recibir el perdón y la reconciliación con Dios.

LA JUSTIFICACIÓN POR LA FE ES OTRO PILAR FUNDAMENTAL DEL EVANGELIO.
No podemos ganar nuestra salvación por nuestras propias obras o méritos. Más bien, somos justificados, declarados justos delante de Dios, únicamente por medio de la fe en Jesucristo. Efesios 2:8-9 nos recuerda: “Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe“. Nuestra salvación es un regalo de Dios, recibido mediante la fe en Jesús y su obra redentora en la cruz.

LA OBRA EXPIATORIA DE JESUCRISTO EN LA CRUZ ES EL PUNTO CENTRAL DEL EVANGELIO.
En 1 Pedro 2:24 leemos: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados“. En la cruz, Jesús cargó con nuestros pecados y pagó el precio que nosotros no podíamos pagar. Su sacrificio nos ofrece la oportunidad de recibir el perdón y la vida eterna.

Estos aspectos vitales de la salvación nos muestran la necesidad de reconocer nuestra condición pecadora y confiar en la gracia de Dios para nuestra salvación. Sin ellos, el evangelio queda distorsionado y priva a las personas de experimentar la plenitud de la salvación en Cristo.

En el contexto del falso evangelio, las predicaciones se caracterizan por tener un enfoque de proselitismo y buscar atraer a grandes audiencias utilizando mensajes que apelan a las necesidades y deseos humanos.

OBJETIVO PRINCIPAL
El objetivo principal de estas predicaciones es obtener más seguidores y ganar popularidad. Sin embargo, como creyentes, debemos recordar que nuestra misión va más allá de simplemente aumentar números y buscar reconocimiento.

El verdadero mensaje del evangelio no se trata de satisfacer los deseos egoístas o las necesidades temporales de las personas, sino de compartir el amor de Dios y la verdad que conduce a la salvación. Como Jesús nos instruye en Mateo 28:19-20, “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo“. Nuestra misión es hacer discípulos, no solo convertir a las personas superficialmente.

COMPARTIR EL VERDADERO MENSAJE DEL EVANGELIO REQUIERE AMOR Y FIDELIDAD.
El amor nos impulsa a preocuparnos genuinamente por las personas, a buscar su bienestar espiritual y a estar dispuestos a invertir tiempo y esfuerzo en su crecimiento y discipulado. La fidelidad implica mantenernos firmes en la verdad de la Palabra de Dios y no comprometerla por el bien de obtener seguidores o aprobación. El apóstol Pablo nos exhorta en Efesios 4:15: “Antes, siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo”.

FIDELIDAD AL EVANGELIO
Es importante que nos mantengamos fieles al verdadero mensaje del evangelio, incluso cuando eso signifique ir en contra de las corrientes populares o rechazar las enseñanzas falsas. Nuestra prioridad debe ser compartir la verdad de Dios con amor y claridad, y permitir que el Espíritu Santo haga la obra de transformación en los corazones de las personas.

Recordemos que nuestro llamado no es ganar popularidad, sino ser portadores del mensaje de salvación. Si somos fieles en proclamar el verdadero evangelio, Dios obrará en las vidas de aquellos a quienes alcanzamos. Confíemos en que es el Espíritu Santo quien convence y transforma los corazones, y pongamos nuestra confianza en Dios, sabiendo que Él está con nosotros en cada paso de nuestro ministerio.

Omitiendo Doctrinas Vitales
Las falsas enseñanzas suelen minimizar o incluso omitir aspectos vitales de nuestra fe, como el arrepentimiento, la obra de Cristo en la cruz y el plan de salvación.

Sin embargo, es de suma importancia proclamar la necesidad de arrepentirnos de nuestros pecados y confiar en la obra redentora de Jesucristo para recibir el perdón y la vida eterna.

EL ARREPENTIMIENTO
Implica reconocer nuestras faltas y volverse hacia Dios en humildad y contrición. La Biblia nos enseña en Hechos 3:19: “Así que, arrepentíos y convertíos, para que sean borrados vuestros pecados“. Es a través del arrepentimiento que encontramos el perdón y la reconciliación con Dios.

LA OBRA DE CRISTO EN LA CRUZ ES FUNDAMENTAL PARA NUESTRA SALVACIÓN
Jesús murió en nuestro lugar, llevando sobre sí nuestros pecados y pagando el precio que nosotros no podíamos pagar. Como dice 1 Pedro 2:24: “quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero, para que nosotros, estando muertos a los pecados, vivamos a la justicia; y por cuya herida fuisteis sanados“. En la cruz, Jesús nos ofreció la oportunidad de tener una nueva vida en Él.

EL PLAN DE SALVACIÓN ES LA MANIFESTACIÓN DEL AMOR DE DIOS HACIA NOSOTROS.
Juan 3:16 nos dice: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna“. Es a través de la fe en Jesucristo que podemos recibir la salvación y tener vida eterna junto a Él.

En un mundo lleno de falsas enseñanzas, debemos estar en guardia y arraigarse en la sana doctrina de la palabra de Dios. El verdadero evangelio es aquel que nos muestra nuestra necesidad de salvación, nos habla del amor y la gracia de Dios manifestados en la obra de Jesucristo en la cruz, y nos llama a arrepentirnos y confiar en Él como nuestro Salvador.

No nos conformemos con un evangelio diluido o distorsionado. Mantengámonos firmes en la verdad de la Palabra de Dios, compartiendo el mensaje completo del evangelio con amor y claridad. Que el Espíritu Santo nos guíe en este propósito, y que nuestras vidas sean un testimonio fiel del verdadero evangelio.

Oremos para que la luz de la verdad brille en medio de la oscuridad de las falsas enseñanzas y que seamos instrumentos de Dios para llevar el mensaje transformador del evangelio a aquellos que aún no lo conocen. En el nombre de Jesús, amén.

Fuente:
Pastor José M. Vega

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