“En el principio creó Dios los cielos y la tierra. 2 Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas. 3 Y dijo Dios: Sea la luz; y fue la luz.” Génesis 1:1
Para que pudiera comenzar una temporada de transformación para aquello que estaba desordenado y vacío, en tinieblas, lo primero que tenía que llegar era la luz. En la Palabra, la luz representa revelación. Lo primero que Dios hace es encender la luz de todo aquello que estaba en desorden, para poder mirar. Cuando tú quieres transformación económica, una de las primeras cosas que tienes que pedirle a Dios es que sea la luz en tu vida, que tengas revelación en tu vida.
Tienes que tener revelación de las cosas que están fuera de orden, vacías, de las áreas que están en tinieblas. Tienes que permitir que la luz se encienda en tu vida, para tú poder recibir la revelación y comenzar a ver la transformación que necesitas. A oscuras, nunca podrás experimentar la gloria de Dios sobre tu vida, la transformación financiera que necesitas. Pídele a Dios que encienda la luz de tu espíritu, de tu mente, de tu interior, para que puedas experimentar el poder transformador de una revelación.
Todo lo que tenemos a nuestro alrededor depende de la luz; las flores, los árboles, el sistema entero. De la misma manera, la única forma en que tú te puedes sostener es a través de una revelación.
Cuando Cristo fue tentado por el enemigo, la primera tentación fue hacia su cuerpo, fue por hambre. El enemigo le tienta a convertir piedras en pan para su sustento. Pero Jesús hace una declaración muy poderosa: No solo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios. Jesús sabía que la única forma de sostenerse durante la temporada del desierto, y aun fuera del desierto, era una palabra de revelación, recibir una revelación divina que le diera la luz para entender lo que tenía que hacer, cómo salir del problema.
Hoy se enciende la luz en tu vida. Vas a descubrir dónde es que está el desorden, el problema, la dificultad, dónde es que tienes que mejorar; revelación viene de parte de Dios, para transformar tu vida, en el nombre poderoso de Jesús.
En Efesios 1, Pablo oraba: “17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él, 18 alumbrando los ojos de vuestro entendimiento, para que sepáis cuál es la esperanza a que él os ha llamado, y cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos,”
Los creyentes, los 400, no vivimos por información, sino por revelación. Una de las tendencias de las personas que quieren progresar, prosperar, tener éxito en su vida, es el leer, el estudio, el aprendizaje. El problema es que la gente que depende de la información depende de lo que otro ha pensado, lo que otro ha recibido. Van a seminarios, conferencias; y todo eso está bien; necesitamos información, aprender; pero los creyentes vivimos por algo más que mera información, vivimos por revelación. Revelación es un grado más alto que depende de tu relación directa con Dios, donde los ojos de tu entendimiento se abren a una nueva realidad. La revelación viene directamente de Dios. Cuando tienes revelación, estás adelantado a los demás, tienes ventaja. El que tiene una revelación, tiende a no ser comprendido por aquellos a su alrededor. Las personas que son innovadoras, en algún momento dado, son criticadas. No los entienden, porque el que recibe la revelación tiene que pasarte la información para que tú la proceses por tus pensamientos, y es muy difícil captarlo de la misma manera. Quizás, has tenido la experiencia de saber algo dentro de ti, pero te quedas sin palabras al tratar de explicarlo. Y es que tú recibiste la revelación directa de parte de Dios. Por eso, siempre que te compartimos una palabra, le pedimos a Dios lo mismo que pidió Pablo: Que tus ojos sean alumbrados, que tu entendimiento sea alumbrado, que tú lo recibas directamente de Dios, porque es esto lo que cambia tu vida para siempre.
Cuando tú recibes revelación, no importa la información contraria que te den, no hay forma de cambiarte, no hay estadística, no hay idea del mundo que cambie la revelación que Dios te ha dado. Por eso es que tú necesitas recibir la revelación de la prosperidad, de la libertad económica. No meramente el uno dos tres, sino la revelación directa, para que tus ojos se abran y puedas entender lo grande que Dios tiene para tu vida.
Que se encienda la luz de tu mente, de tu espíritu, y puedas entender que tú no vives por información, tú vives por la revelación que Dios te ha dado, que contradice la información del mundo; y Él te ha prometido darte victoria, basada en esa revelación.