Cuando aceptamos a Jesús como el Señor de nuestras vidas y Nuestro Salvador tenemos que estar dispuestos a entrar en el quirófano divino para que El estirpe el pecado (adicciones, pecados y toda iniquidad) de nuestras vidas, somos hechos nuevas criaturas. Es un proceso doloroso y difícil pero sanador, liberador y nuestros ojos son abiertos. La sangre que se derrama es la que Jesús derramó en el calvario que tiene poder para limpiar y sanar.
Después de aceptar a Cristo, vivimos en El. Sin embargo el Espíritu Santo empieza a iluminar esas áreas de debilidad (ansiedad, depresión, amargura, deformaciones del carácter o ese pecado o mal hábito que de continuo cultivamos) que aún necesitan ser extirpadas. ¿Estás dispuesta/o a entrar al quirófano divino y acostarte en la mesa de operación? El Señor está aguardando a que busques perfeccionar tu caminar y vivir verdaderamente libre.
El comienzo del año es un buen tiempo para que el Espíritu Santo examine y te guié a esas áreas que necesitan ser extirpadas. Hoy te animo a dejar que El cirujano del alma, de las emociones estirpe todo aquello que te ha mantenido atado impidiendo que seas usado como un instrumento que acompañes a otros a entrar en la sala de cirugía y recibas el poder del Altísimo. Solo tienes que expresarle al Señor tu deseo de ser transformado.
Señor Jesús te invito a que me sanes y que el Espíritu Santo me guie a reconocer esa área para que tu sangre me limpie y libere, quiero ser un instrumento usado por ti a partir de este nuevo año, para ayudar a otros a entrar en una relación de libertad en Ti gracias por tu amor y dirección. Amén