Cuando miramos hacia atrás y repasamos todo lo que hemos vivido en este año, no podemos negar que hemos enfrentado momentos difíciles. El final de este 2024 ha sido especialmente tenso para muchos. Sin embargo, también debemos reconocer que, en medio de la tormenta, Dios ha sido nuestro refugio y fortaleza.
El Salmo 100-4 nos invita a entrar por sus puertas con acción de gracias y por sus atrios con alabanza. ¿Por qué no cerrar el año de esta manera? A pesar de todo lo que podamos haber enfrentado, «hasta aquí nos ayudó el Señor» (1 Samuel 7:12).
Alabemos a Dios por Su fidelidad, Su protección, y Su provisión. Él ha estado con nosotros en cada paso del camino, sosteniéndose incluso cuando nuestras fuerzas parecían desfallecer. Ser agradecidos no solo nos acerca a Dios, sino que transforma nuestras vidas, llenándonos de paz y esperanza para lo que está por venir.
Que este final de año sea un tiempo de alabanza y gratitud. Pongamos nuestras cargas a los pies del Señor y celebremos Su bondad, sabiendo que Su amor y misericordia nos seguirán todos los días de nuestra vida (Salmo 23-6)