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Al encuentro de tu milagro

En Mateo 14, Jesús envía a sus discípulos a la otra orilla en una barca. En el camino, surge una tormenta, y él se les acerca caminando sobre las aguas. Ellos se asuntan, pensando que es un fantasma. Pedro pide que Jesús le mande ir a él sobre las aguas, y así lo hace, y Pedro camina, pero tiene miedo y comienza a hundirse y a clamar, y Jesús le asiste.

“32 Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento.” Mateo 14:32

El viento no se calmó sino cuando Jesús dejó de caminar. La tormenta que tú estás viviendo, Dios no la va a calmar para que tú te subas a la barca, sino cuando tú seas capaz de llegar a tu destino, y sigas caminando a pesar de la tormenta. La tormenta se calma cuando tú sigues creyendo y vas caminando, no cuando te estés ahogando. Dios no va a bajar las olas porque tú te estés ahogando, Él te va a tomar de la mano y va a caminar contigo, y cuando llegues a tu destino la tormenta se va a calmar.

Sigue caminando a pesar de la tormenta porque, cuando llegues, la tormenta se va a calmar. No esperes que se calme para entonces seguir caminando.

Para entender los discípulos, tenemos que saber quiénes eran. En la Biblia, no se nos habla siempre bien de los discípulos. Mayormente, lo que conocemos de ellos son sus debilidades, sus problemas, lo que no pudieron hacer, lo que no lograron. Por ejemplo, esta gente que caminaba con Jesús, no podía sanar a nadie. Llevaron un niño para que lo sanaran y no pudieron, Jesús les dice que alimenten la multitud y tampoco pudieron. Para colmo, eran los que separaban a la gente de Jesús; Jesús tuvo que regañarlos: Dejen que los niños se acerquen. Despiden a la mujer de flujo de sangre, a la sirofenicia. Cuánta gente hay en la iglesia que, como están bien, aunque no son eficientes ni efectivos, tampoco les importa lo que le pase a nadie. Jesús esperaba de ellos más que de los demás; esta no es la primera tormenta que ellos experimentaban, era la segunda. En la primera, Jesús estaba dentro del bote con ellos, y les enseña cómo calmar la tormenta: Hablándole. Así que, Jesús los manda solos porque entiende que, de venir tormenta, ellos sabrán resolverla; ¡pero qué problema con la gente que vive cerca de Jesús pero todavía no han aprendido la lección!

Qué problema tenemos que estando tan cerca de Jesús todavía no aprendemos cómo trabajar ciertos problemas. Por eso hay cristianos que están desesperados, debiendo ser ya maestros, debiendo saber calmar la tormenta, debiendo saber que esto también pasará, son los que están desesperados; gente que debería tener la solución, que debería pararse frente al problema y decir: Así es que se resuelve. Pero gloria a Dios que Jesús nunca se olvida de ti. Él espera lo mejor de ti, espera más de ti, espera que tú sepas cómo reaccionar en medio de las dificultades, pero él no te abandona cuando tú te has hecho parte del grupo de los angustiados, desesperados, desamparados, destruidos. Si tú estás en este grupo, Dios no te ha abandonado; la solución que Él va a traer a tu vida es una que tú nunca habías pensado; Él va a traer algo más grande en esta época.

La solución que viene para tu vida es algo que te va a sorprender, algo que tú no esperas. Dice la Biblia que Jesús comenzó a caminar sobre el agua y los discípulos tuvieron miedo porque pensaron que era un fantasma. En medio de las crisis, las soluciones que Dios va a traer nos van a asustar en un momento dado porque no es lo que esperábamos. Dios va a traer gente a tu vida que tú jamás pensaste que se iban a acercar, gente que viene a darte la mano; la gente que tú pensabas que te iba a ayudar no son los que tienen la respuesta para este tiempo para tu vida; no te asustes cuando tu respuesta venga caminando sobre las aguas, porque viene algo diferente que tú jamás habías pensado.

En vez de esperar que la solución venga a ti, atrévete a salir de la barca, a poner el pie en el agua, y a hacer algo que instintivamente nunca hubieras hecho. Instintivamente, hubieras cerrado el negocio, pero ahora te vas a mover por fe, vas a comenzar a caminar sobre las aguas, no vas a esperar que el milagro llegue a tu barca; tú vas a salir al encuentro del milagro que Dios tiene para ti. Y pudieras pensar “pero Pedro se hundió”, y es cierto, pero caminó en las aguas, se atrevió a salir, tuvo una experiencia que tú jamás has tenido. Hay quien piensa que Cristo cargó a Pedro, pero lo que Jesús hizo fue agarrarlo por la mano para ponerlo de pie y mostrarle cómo caminar en adelante.

Vas a hacer cosas que jamás habías hecho, caminarás por lugares que jamás habías caminado, caminarás sobre el mar, no vas a esperar que la respuesta llegue hasta el barco. La tormenta no se va a calmar hasta que no llegues a tu destino, así que no dejes de caminar a pesar de lo que estás viviendo. En vez de salir corriendo, en vez de huir, sigue caminando. Hay algo nuevo que Dios tiene para tu vida, y Él se te va a revelar en esta época, de una manera que tú jamás habías pensado.

Tu solución no viene por el mismo camino, y es tu decisión si entras en desesperación y no en tribulación. Esa es la fe que te hace pararte firme y caminar seguro de lo que Dios tiene para tu vida. Por supuesto, todo paso de fe que tú des, el enemigo va a tratar de desacreditarlo. Porque cuando tú comienzas a caminar por fe y los vientos son contrarios puede que en algún momento te hundas, fracases. El comienzo de lo nuevo que Dios va a hacer contigo no va a hacer fácil; lo que puedes estar seguro es que el Dios al que tú estás imitando porque lo viste caminar sobre las aguas es el mismo Dios que te va a tomar de la mano y te va a llevar a puerto seguro, en el nombre de Jesús.

No permitas que lo que el enemigo quiere hacer para desacreditar tu fe te deje hundido en tu problema. No vuelvas al pasado, a los instintos; abre espacio en tu mente, en tu corazón, a lo nuevo que Dios tiene para ti, sabiendo que respuesta viene a tu favor; la pregunta es si te atreves tú a caminar aunque lo que veas sea un fantasma. Dios va a traer gente a tu vida que tú jamás pensaste. Atrévete a salir, a caminar sobre las aguas, a hacer cosas que nunca antes hubieras hecho, y hazlas por fe, en el nombre poderoso de Jesús, y no vas a volver al pasado, no vas a permanecer en el ayer, sino que vas a ver lo nuevo que Dios tiene para tu vida. Sigue caminando.

Fuente:
pastor Otoniel Font | Puerto Rico

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