Un ejemplo de esto es la canción “Yo quiero más de ti”. En esta, pedimos a Dios que quebrante nuestro corazón. ¿Se han puesto a pensar en las cosas que vendrán a nuestra vida, si Dios se dispone a quebrantar nuestro corazón? ¿Realmente estamos preparados para ser transformados a través de pruebas de este tipo? Es por esto que Pablo nos dice en 1 Corintios 14.15 “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”
No es adorar el solo hecho de cantar alabanzas, adorar va más allá de una canción, es una entrega total, humilde y sometida de nuestra vida, para vivir como a Él le agrada y de esta manera testificar que vive en nosotros.
Cuando vemos un hermano de la fe que da un testimonio negativo, sentimos mucha vergüenza, porque desgraciadamente, cuando el mundo habla y comenta el hecho, no dice el nombre de la persona, pero si se ocupan de dejar bien claro que es cristiano.
Cada paso que damos en esta vida, somos analizados por las personas que nos rodean y los cristianos más que otros, porque llevamos al mundo el mensaje precioso de la Salvación.
Cuando el salmista se refería a la hermosura de la santidad, nos estaba exhortando a vivir una vida de Santidad que glorificara a nuestro rey y una vida de santidad dista mucho de meras alabanzas, es un estilo incorporado para enfrentar el diario vivir de forma que atraigamos a todos como un imán.
Entonces, sabiendo lo que a Dios le agrada, porque nos dejó su palabra para que no erremos nuestro rumbo, vivamos con estilo, con el estilo que nos imprime el ser llamado hijo legítimo de Dios.
Analiza tu actuar, para que el nombre de tu Padre sea el emblema con el cual todos deseen ser sellados.