En el contexto histórico de este texto podemos ver que el pueblo de Judá que estaba en Jerusalén estaba a rodeada por el ejército del imperio Babilonio, estaban en peligro de muerte y de ser llevados cautivos. ISAIAS 22-7-13-
En ese tiempo de aflicción lo que hizo el rey y el pueblo fue poner su mirada en la casa de las armas (vs 8), fortificar el muro (vs 10) y construir un foso entre los dos muros (vs 11)
Es decir, se prepararon para enfrentar la batalla únicamente a nivel terrenal, humano, poniendo su confianza en sus armas y sus muros, pero no tuvieron la actitud que Dios esperaba de su pueblo en este tiempo de aflicción, el Señor quería que su pueblo se humillara, lo buscara y volviera su corazón a él (vs 12)
Pero en lugar de eso el pueblo de Judá lo que hicieron fue tomar una actitud de soberbia y de indiferencia hacia Dios (vs 13) prácticamente fue una actitud desafiante hacia Dios, no importarles lo que Dios quería de ellos, y no arrepentirse de la forma de vida que los había llevado a estar a punto de ser castigados.
Esa actitud fue un pecado que trajo consecuencias muy duras sobre el pueblo de Dios (vs 14) pues poco tiempo después toda Jerusalén fue destruida por los Babilonios y el pueblo que no murió en la batalla fue llevado cautivo 70 años a Babilonia (2 Crónicas 36:27-21)
De todo esto podemos tomar una enseñanza muy importante para nosotros: En los tiempos de aflicción las actitudes del pueblo de Dios son la clave para nuestra bendición, para ser rescatados o para nuestro castigo y destrucción.
AHORA TRASLADEMOS ESA HISTORIA Y ESA ENSEÑANZA A LO QUE ESTAMOS VIVIENDO HOY: Una pandemia está afectando grandemente nuestras vidas, muchas personas han muerto, nuestra manera de vivir y nuestra realidad han cambiado totalmente, no se sabe aun cuando esta pandemia terminara, y los pueblos y los gobiernos del mundo tienen su esperanza en una vacuna. Pero nosotros como pueblo de Dios no podemos tener nuestra esperanza que todo esto termine hasta que aparezca una vacuna, pues nosotros tenemos un DIOS TODOPODEROSO.
Tenemos que hacernos una pregunta ¿acaso Dios no puede parar esta pandemia antes que aparezca una vacuna? ¿Acaso Dios no puede ponerle un alto a esta pandemia? Y la respuesta que todos sabemos es SI, DIOS SI PUEDE (JEREMÍAS 32:27)
Pero hay una actitud que Dios está esperando de su pueblo, de sus hijos e hijas, al igual que cuando el pueblo de Judá estaba por ser invadido por Babilonia (2 Crónicas 7:14) El Señor quiere que su pueblo se humille, que nos arrepintamos y que volvamos nuestro corazón hacia él.
Pero lastimosamente de muchos de nosotros lo que el Señor está recibiendo son actitudes equivocadas al igual que el pueblo de Judá. VEAMOS EN LA PALABRA DE DIOS ALGUNAS DE ESAS ACTITUDES EQUIVOCADAS EN TIEMPOS DE AFLICCION:
I) NO HUMILLARNOS, NO RECONOCER NUESTROS MALOS CAMINOS Y QUERER SEGUIR VIVIENDO IGUAL (ISAÍAS 48:4)
El Señor dijo que su pueblo era duro, y que su cerviz era como una barra de hierro, es decir que no se doblegaron delante de él, que pasara lo que pasara no se humillaban, pues una cerviz dura significa tener un corazón soberbio, un corazón altanero para con Dios.
Lastimosamente muchos de nosotros aun en este tiempo de aflicción no queremos cambiar nuestros malos caminos, no queremos reconocer nuestro pecado, no nos hemos querido arrepentirnos y cambiar.
Como cristianos tenemos que comprender que las cuarentenas más estrictas, usar las mascarillas, lavarnos las manos constantemente, mantener el distanciamiento social, solamente nos servirán para SOBREVIVIR en este tiempo de aflicción, pero SI NOS HUMILLAMOS, DIOS HARÁ MARAVILLAS, ÉL HARÁ UN GRAN MILAGRO.
II) SER INDIFERENTES CON DIOS, NO QUERER BUSCARLO DILIGENTEMENTE NI AUN EN TIEMPOS DE AFLICCIÓN (OSEAS 5:15)
Este versículo del libro de Oseas expresa perfectamente lo que Dios espera de su pueblo en los tiempos de angustia, así como los que estamos viviendo hoy en el mundo, él espera que en la angustia su pueblo se vuelva a él, que le busque de corazón.
Pero lastimosamente muchos cristianos en lugar de buscar a Dios en estos tiempos de angustia y de aflicción hemos tenido una actitud de indiferencia hacia Dios, no le buscan, no leen su palabra, no oran, ni siquiera se conectan a los cultos en línea de su iglesia desde casa, a pesar de todo lo que está pasando en el mundo no se vuelven al Señor (Amós 4:9-10)
¿QUE TENEMOS QUE HACER ENTONCES? Tenemos que cambiar nuestra actitud tenemos que humillarnos voluntariamente delante del Señor, doblegar nuestra cerviz y reconocer nuestros pecados (Santiago 4:10) y volvernos a él de todo corazón (Job 22:23) PERO ¡NO ESPEREMOS MÁS!