Articulos

Acompañar en el Dolor. Llorar con los que Lloran según Romanos 12-15

En un mundo donde el sufrimiento afecta a todas las personas, los cristianos a menudo no sabemos cómo acompañar de la mejor manera a los que sufren. Es crucial que sepamos caminar junto a aquellos que atraviesan tiempos de dolor. La Biblia nos enseña: «lloren con los que lloran» (Ro 12:15).

Como su título lo indica, este es el tema del libro Llora con los que lloran (B&H Español, 2024), de Karen Garza —maestra de la Biblia y fundadora del ministerio Genuino Mujeres— busca ayudarnos a ser verdaderos portadores de la misericordia de Dios, ofreciendo una reflexión sincera y profunda sobre cómo consolar bíblicamente a otros en tiempos difíciles.

Con un enfoque sensible y bíblico ante el dolor, Garza habla desde su corazón y su experiencia con el sufrimiento de la infertilidad.

El consuelo en medio del dolor
El propósito de Garza en este libro es ayudar a los creyentes a ser una extensión de la compasión de Cristo al proporcionarles verdades bíblicas y prácticas para acompañar a quienes atraviesan momentos de dolor (2 Co 1:4; 13:11).

Con este fin, explora diferentes aspectos del sufrimiento humano; desde pérdidas personales hasta tragedias colectivas, combinando reflexiones teológicas con consejos prácticos para ser mejores agentes de consolación (aunque creo que hubiera sido valioso que abordara más la diferencia entre un sufrimiento profundo y un inconveniente). Además, Garza aborda el problema del sufrimiento como una consecuencia del pecado, destacando que este no solo daña nuestra relación con Dios, sino que también es la causa de nuestros conflictos relacionales.

Cada capítulo aborda un aspecto específico del sufrimiento y el consuelo. Por ejemplo, los primeros capítulos explican los diferentes tipos de consoladores ineficaces que podemos llegar a ser, para luego mostrarnos que lo mejor que podemos hacer es guiar a las personas al único y mejor Consolador: Jesucristo. A pesar del pecado y sus consecuencias en el mundo, Dios ha demostrado ser lento para la ira y abundante en misericordia al ofrecer consuelo a través de Cristo. Él es el máximo consuelo de Dios para todo corazón afligido.

Los capítulos siguientes exploran temas como el silencio en el consuelo, la oración intercesora y el valor de las palabras adecuadas en momentos críticos. En cada sección, la autora utiliza ejemplos bíblicos y experiencias contemporáneas para ilustrar sus puntos, lo cual ayuda a los lectores a conectar las enseñanzas con sus propias vidas.

Algo que sin duda ayuda a meditar y pensar son las preguntas de reflexión al final de cada capítulo.

La soberanía de Dios y el sufrimiento
Me agradó que el libro abordara de manera tan profunda el tema de la soberanía de Dios en el sufrimiento, ya que este es —en cierto sentido— el corazón del libro: el Dios soberano planea incluso nuestros dolores con un propósito eterno. Es un concepto en el que muchos cristianos no reflexionan lo suficiente, pero que es fundamental para nuestra fe.

Garza plantea preguntas sinceras que nos invitan a reflexionar sobre esto. Por ejemplo, ¿cómo puede un Dios bueno permitir que mi mejor amiga tenga cáncer a los veintisiete años? (p. 99). Esta pregunta resonó profundamente en mí, pues una de mis mejores amigas también fue diagnosticada con cáncer a esa edad y, poco antes, había perdido a su hermano menor por un aneurisma.

Después de estas preguntas para llevarnos a reconocer la profundidad del sufrimiento a nuestro alrededor y la necesidad de pensar bíblicamente al respecto, la autora nos anima a que evitemos quedar atrapados en las preguntas y dirijamos nuestra mirada a Dios para buscar consuelo y comprensión en Su Palabra. De hecho, lo que más me gustó del libro es la sensibilidad con la que Garza aborda temas difíciles. No rehúye a la realidad del dolor, sino que la aborda con gracia y verdad.

Lloremos con los que lloran
En conclusión, Llora con los que lloran nos ayuda a fijar nuestra mirada en Dios y no en nosotros mismos, posicionando así nuestro corazón en el lugar correcto. La autora nos anima a que nuestras palabras de consuelo estén siempre impregnadas de Cristo, acompañadas por una presencia intencional y amorosa con quienes lo necesitan.

Además, nos recuerda acciones concretas para consolar bíblicamente, como orar, adorar a Dios, memorizar versículos clave y aprender cómo hablar con sabiduría y sensibilidad en momentos de dolor. También nos trae a la memoria el valor de la oración, el profundo regalo de la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas, y que Dios nos ha dado la iglesia como una preciosa comunidad de soporte: un lugar donde somos llamados a llorar con los que lloran, amar, consolar y animar.

Recomiendo esta obra, que nos desafía a entender que este ministerio de consolación no es una responsabilidad exclusiva de pastores o líderes, sino que es una tarea compartida por todos los creyentes, una manifestación tangible de la gracia de Dios en acción.

Garza nos anima a recordar que, en nuestra fragilidad, los creyentes podemos ser instrumentos de consuelo y faros de esperanza al reflejar la compasión de Cristo al mundo que nos rodea: «La gracia de Dios no solo nos trae gran consuelo, sino que también nos capacita para llorar con los que lloran» (p. 231).

 

Fuente:
KARINA EVARISTO

Publicaciones relacionadas

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Botón volver arriba