Es difícil reconocer que muchas veces simplemente nos estamos olvidando de Dios, y es que nadie que ha tenido un encuentro genuino con Dios puede sentirse tranquilo cuando se da cuenta que poco a poco ha ido olvidándose de Dios.
Y es que es fácil detectar cuando tu prioridad cambio, cuando Dios dejo de ser el centro de tu vida y lo cambiaste por otra cosa. Hasta este punto sé que muchos podrán ponerse a la defensiva y decir que jamás se olvidarían de Dios, pero para olvidarse de Dios no solo debes de dejar de pensar en Él, sino que también lo puedes hacer mientras crees que haces “cosas para Él”.
Hablo de que a veces podemos estar haciendo “cosas para Dios” sin que Dios sea nuestro principal objetivo en el sentido de que tengamos plena intensión de hacer algo especialmente para Dios, la mayoría a veces nos perdemos en el afán de hacer las “cosas para Dios” y terminamos simplemente haciendo algo por rutina más que con la intensión de agradar a Dios.
Haber, hagámonos una pequeña autoevaluación:
¿Al levantarte lo primero que hiciste fue agradecer a Dios por este día de vida que te ha regalado?, ¿Cuántas veces pensaste en Dios este día?, ¿Cuánto tiempo dedicaste a reflexionar en Dios hoy?, ¿Leíste la Biblia?, ¿Cuánto tiempo dedicaste hoy a tu comunión con Dios?, ¿Antes de hacer algo para Dios, oraste y te preparaste para hacerlo de la mejor manera?, ¿Ayudaste a alguien este día pensando en que Dios lo hubiera hecho también?, ¿Qué clase de palabras salieron de tu boca este día?, ¿Qué pensamientos gobernaron tu mente hoy?, ¿Cuánta fe reflejaron tus actos este día?, ¿A cuántas personas le hablaste de Dios hoy?
Son preguntas sencillas, de situaciones cotidianas que deberían ser fáciles de cumplir pero que sin embargo muchas veces ni siquiera somos capaces de cumplir la mitad.
Nos levantamos afanados por el día de trabajo o porque nos agarro la tarde, nuestra mente está enfocada en nuestros problemas en lugar de descansar en Dios, de nuestra boca no salen palabras de fe, sino de murmuración, de tristeza, de derrota, de frustración, a veces hasta nuestro vocabulario cambia, de ser espiritual cambio a ser totalmente carnal. Dedicamos mucho tiempo a cosas que no edifican y no tenemos ni un par de minutos para hablar a solas con Dios, podemos leernos todas las redes sociales, los periódicos electrónicos, nuestra bandeja de correos completa y muchas otras cosas, pero no somos capaces de tomar la Biblia, leer un capitulo completo y tratar de meditarlo para nuestra vida.
¿Qué nos pasa?, ¿Por qué retribuimos de esta manera tantos favores de Dios para nuestra vida?
Es hora de levantarnos del sueño en el que muchas veces nos encontramos, es hora de despertar, abrir los ojos y darnos cuenta que sin querer estamos más lejos de Dios que antes de haberlo aceptado como Señor y Salvador.
Es hora de renovar nuestra comunión con Él, es hora de dedicarle el tiempo que se merece y el cual también nos será de provecho a nosotros mismos puesto que entre más cerca y más tiempo pasemos con Él, más fortalecidos y fuertes seremos para afrontar las situaciones que aunque no queramos vendrán a nuestra vida.
Nuestra fe decae porque decidimos alejarnos de Dios, nuestra fe decae porque poco a poco vamos remplazando a Dios por otras cosas, pero si somos capaces de reemplazar nuevamente esas cosas por Dios podemos volver a hacer de Dios el centro de nuestra vida y con ello comenzar a ver nuevos resultados basados en nuestras confianza en Dios, porque entre más cerca estamos de Él, más confianza le tenemos, porque solamente cerca de Él podemos conocer las cosas que Él puede y quiere hacer en nuestra vida.
Hoy te invito a comenzar a dedicar el tiempo que Dios se merece en tu vida, te invito a que tomes la Biblia, a que ores antes de leerla y le pidas a Dios que te revele una palabra especial para tu vida, y estoy seguro que así será, sentirás cómo una presencia fresca de Dios sobre tu vida viene y cómo tus fuerzas son renovadas y tu fe fortalecida, y es que cuando nos acercamos a Él, Él se acerca a nosotros.
“Acérquense a Dios, y Dios se acercará a ustedes. Lávense las manos, pecadores; purifiquen su corazón, porque su lealtad está dividida entre Dios y el mundo.” Santiago 4:8 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Acerquémonos a Dios, no podemos seguir a Dios a lo lejos, no hay forma de encontrar lo que necesitamos si vamos a kilómetros de Dios, pero cuando nos acercamos, cuando lo vemos de cerca, cuando lo escuchamos de cerca, cuando dejamos que Él nos toque porque estamos a la distancia necesaria para ello, entonces cosas maravillosas comienzan a ocurrir en nuestra vida, porque cuando decidimos acercarnos a Dios es cuando todo lo que Él ha planeado para nosotros comienza a cumplirse.
¡Acerquémonos a Dios y encontremos lo que necesitamos!
“Luego dijo Jesús: «Vengan a mí todos los que están cansados y llevan cargas pesadas, y yo les daré descanso.” Mateo 11:28 Nueva Traducción Viviente (NTV)
Fuente: Pastor Enrique Monterroza