Echa tu pan sobre las aguas; porque después de muchos días lo hallarás. Eclesiastés 11:1
El hombre esparce su semilla sobre las aguas del Rio, donde al parecer se pierde por completo y logicamente es así. Pero, al cabo de algún tiempo descienden las aguas, y el grano de arroz o de trigo se hunde en el lodo y produce una rica cosecha. Esta palabra nos enseña que no debemos esperar una recompensa inmediata por el bien que hayamos hecho; no agotemos nuestros esfuerzos en cosas que en vano puedan recompensar nuestro trabajo; pongamos la mirada en los cielos, que las bendiciones vienen de Dios.
Toda palabra que nosotros hayamos sembrado en su Nombre será germinada en abundante bendición. Tal vez no en seguida, pero, tarde o temprano, segaremos lo que hayamos depositado en tierra. Debemos ejercitar nuestra paciencia con diligencia. Despues de muchos días lo hallarás, en muchos casos esos días se convierten en meses y años, vemos así con seguridad que su palabra es verdad.
Toda promesa de Dios se cumplirá, procuremos nosotros guardar sus mandamientos sobre todo en el día de hoy. Y este es un buen momento para sembrar desinteresadamente y al tiempo perfecto de Dios podremos ser sorprendidos en bendiciones que será la recompensa por nuestra paciencia… La gracia de Dios desciende en este nuevo día, y con ella las bendiciones en el amor de Cristo, Amén.