:¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí?” Salmo 13:1 (RV60) David llevaba años siendo perseguido, sentía que sus enemigos se multiplicaban y fortalecían, mientras Dios parecía haberse olvidado de Él. En ocasiones podemos habernos sentido igual, abandonados, sin embargo, es necesario que recordemos que Dios sabe el momento preciso en el cual la prueba llegará a su final, Él no llega antes ni después, sino justo a tiempo. La tardanza de Dios es solo una percepción nuestra, pero Dios no tarda. Dios permite pruebas por muchas razones, una de ellas es que Él quiere ver nuestra fidelidad, si le seguimos solo cuando somos bendecidos o le seguimos a pesar de las aflicciones que podamos experimentar, pues Le amamos. ¿Podemos verlo como un Dios bueno a pesar de cualquier circunstancia? Tal vez hoy sea ese día en el que sientes que las fuerzas terminan, que llevas demasiado tiempo en el mismo desierto… que Dios se ha olvidado, pero no es así.
A Su debido tiempo, Él nos mostrará la salida y nos dará la victoria, cuando Su propósito se haya cumplido en nuestra vida. Toda circunstancia es permitida con un fin, un fin de bien. Cuando Su propósito se cumpla, veremos Su victoria sobre nuestros enemigos o sobre cualquier situación que nos agobie; mientras tanto, démosle gloria y alabanza (v.6). Dios conoce el tiempo preciso para llevarnos a lugares de delicados pastos, lugares de refrigerio, solo confiemos y alabemos en medio de los momentos difíciles, que Él se encargará del resto, ¡A Su debido tiempo!
Oración
Señor, Te alabo y doy gloria, reconozco que eres bueno y que deseas lo mejor para mi vida porque me amas y Tu misericordia es eterna. Renuncio a todo espíritu de orfandad que quiera traer un sentimiento de abandono, pues aunque otros me abandonaren, ¡Tú no lo harás, pues eres fiel! ¡Te alabo porque bueno eres y Tu misericordia no tiene fin, amén!