El Concilio de la Iglesia de Dios en Rep. Dom, sostiene que las iglesias protestantes y evangélicas debe continuar fortaleciendo la misión de en mundo que experimenta distintas transformaciones de la sociedad dominicana e influencia por problemáticas de índole morales y social muchas veces importadas.
El obispo de la denominación Mauro Vargas, explico que espíritu que llevó a la reforma nos debe motivar e inspirar a continuar reformándonos, y evitar el riesgo de cristalizarnos en el acontecimiento histórico y el hecho meramente conmemorativo, sino establecer una práctica pastoral social y comunitaria que responda a las necesidades de las familias dominicanas que hoy se ve “bombardeada” por ideologías que quieren hacerla desaparecer.
Sostuvo que la celebración de los 503 años de la Reforma Protestante nos invita a repensar no solo la historia y la filosofía, sino el lugar de la religión y su papel transformador de la sociedad. Que hoy corresponde a pastores y feligresía de este siglo XXI seguir promoviendo los cambios generados por este movimiento social religioso que deben ser conservados en el tiempo.
“Como protestantes y evangélicos, esta fecha debe movernos a estar abiertos, a transitar con el evangelio mediante un diálogo que promueva las buenas noticias del Reino de Dios, atrevernos a transformar y enriquecer nuestros propios conocimientos y prácticas dentro de la misión de la iglesia y generar mensajes de fe esperanza en medio de tanta incertidumbre, e inversión de valores sociales”. Añadió Mauro Vargas.
Para comunidad evangélica en República Dominicana, la Iglesia de Dios junto a su cuerpo pastoral representado a nivel de las 32 provincias del país, es suma importancia resaltar que la Reforma Protestante es un fenómeno que ha trascendido los siglos, con consecuencias filosóficas, teológicas, políticas, económicas y culturales.
La celebración del aniversario de la Reforma Protestante el 31 de octubre, coincide en la República Dominicana, con el Día Nacional de la Comunidad Evangélica y Protestante mediante la ley 331-09, en reconocimiento al trabajo socio-espiritual de las congregaciones evangélicas en nuestro país.