“Sintonicemos nuestros oídos a la Voz del Señor y seamos obedientes a ella para que podamos estar quietos y ver Su manifestación en Gloria”.
(Isa. 66:5) Amados estamos viviendo días de gloria. Días que anteceden el día del Señor. Ya quisieran haberlos vividos los profetas, discipulos, etc. Pero tenemos que tener un gran cuidado pues nuestro adversario el diablo como nunca trabaja para que no hagamos lo que tenemos que hacer por no haber oído lo que tenemos que oír y así confundirnos, preocuparnos, seducirnos y desenfocarnos, con sus canticos como de sirena, de la Palabra que tenemos que oír que es la voz del Señor.
En Isaías 66 la Palabra nos revela quien es el Dios que tenemos. Su Soberanía, Su Omnipotencia, Omnisciencia y Omnipresencia. Y esto lo hace para que sean abiertos los ojos de nuestro entendimiento y podamos reconocer Sus atributos y así confiar en EL y en Su Palabra.
Es tiempo de mirar lo que oímos. Observar lo que estamos dejando que entre a nuestras vidas y tome el control de ellas. Al final del versículo 2, El mismo, hablando a través del profeta, nos revela a quienes mirara: …; «PERO MIRARE A AQUEL QUE ES POBRE Y HUMILDE DE ESPIRITU, Y QUE TIEMBLA A MI PALABRA.» Noten, que es al que es pobre y humilde de espíritu. A aquel que depende totalmente de El, aquel que reconoce, que aunque tiene algo sabe que El YO SOY es el dueño de todo y que a el nada le pertenece. Al que se sabe solo administrador de lo de El. Al que conoce que el Yo Soy es El amo y Señor de todo. Ese es pobre y humilde de espíritu. No solo revela a quien mirara para estar con ellos sino que dice lo que aquellos que no hacen conforme a Su palabra sino que están pendientes a otras voces desobedeciéndole, les pasara. V4,….»y traeré sobre ellos lo que temieron, porque llame y nadie respondió; hable y no oyeron e hicieron lo malo delante de mis ojos, y escogieron lo que me desagrada».
Lo que le desagrada es que no le pongamos atención a lo que El habla y en los siguientes versículos, como todo un buen Padre nos revela que voces están impidiendo que oigamos su voz. V6: Voz de alboroto de la cuidad: esta es la voz que se levanta en el mundo. Noticias, hechos y el decir de todos aquellos que hablan guiados por sentimientos, emociones y por todo aquello que se les ocurre queriendo demostrar ser conocedores de todo lo que pasa y con sus voces alteran el orden y la paz de todos y maldicen la tierra cuando ella lo que esta esperando es la manifestación de los hijos de Dios a su favor.
Noten esto voz de alboroto. Es que al ponerle atención a ella, al alborotar, saca del reposo, turba y altera. Levanta miedo y encarcela a todos los que la oyen, produciendo lo que ella quiere y así avergonzar la fe que debemos de tener para la Venida de nuestro Señor Jesucristo.
Voz del templo: Religiones, tradiciones, ritos y prohibiciones levantadas por hombres queriendo agradar a Dios a su manera y no a la manera que El ordena en Su Palabra.
Voz de Yaweh: Voz de autoridad, de cambios, de transformaciones. Voz de vida. Movimiento, poder, conquista. Oyendo esta voz se establece la verdad de Su Palabra. Su Espíritu guiando nuestros pasos. Haciendo que podamos ir creciendo de FE en FE para manifestar Su Reino que es justicia, paz y gozo en el Espíritu. Es la voz que nos hace traer de lo invisible a lo visible. Llevar vida a lo que esta muerto, Enderezar lo torcido. Romper todo cerrojo de hierro. Quitar todo cetro del Opresor. Habitar bajo Su abrigo y morar bajo Su sombra y así deshacer todas las obras del enemigo y exhibirlo como derrotado, sin parte y sin derecho.
La voz del Señor es la única que puede producir en nosotros el cantar y alabar aunque la tierra tiemble y los montes se traspasen a la mar. Es la voz de Salvación que nos lleva a confiar y estar quietos reconociendo que El es Dios y que todo lo que quiere hacer lo hace. Esta voz, la voz del Creador de nuestras vidas y que por Jesús ha venido a ser Padre nuestro, es la única que tiene todo el poder y autoridad para hacernos vivir en Su reposo y en su paz en medio de estos momentos en que la tierra tiembla porque el Señor esta hablando.
Pastora Rosalía Jiménez