Dios tiene tanto cuidado de nosotros como un médico experimentado, pero su especialidad sobrepasa el trato físico, cuida el alma y el corazón de sus hijos. Tiene el poder para sanar y restaurar nuestros pensamientos, las emociones, los deseos e inclinaciones de la carne; a resumidas cuentas es como dice la expresion, El que te hizo te puede componer.
Dios tiene la absoluta soberanía sobre nuestras heridas, sabe cómo tratarlas, porque el propósito de ellas es ayudarnos a contemplar su cuidado, su amor, y su control. Las herramientas que moldean una vasija nos enseñan que hay heridas que son necesarias para formar el carácter y la fe personal de los que creemos en Jesús. Él usa estas llagas como un cincel que da forma a Cristo en nosotros. Jehová no desaprovecha nuestro dolor, sino que lo usa y sirve de puente para amarle, adorarle, confiar en Él y depender de Él.
Dios bendiga tu día en amor y bendición en Cristo, Amén.